"Ja n'hi ha prou": Miles de personas claman contra la masificación turística en Palma
La manifestación, convocada por 'Menys Turisme, Més Vida" se replicó en todas las Baleares y ciudades del sur de Europa


Palma
Entre batucadas, silbatos y gritos como “Ja n'hi ha prou” o “Gent sense casa i cases sense gent”, miles de personas recorrieron este sábado por la tarde el centro de Palma para denunciar los efectos del turismo de masas en la isla. La protesta, convocada por el colectivo Menys Turisme, Més Vida, partió desde Plaza España bajo el lema “Por el derecho a una vida digna, paremos la turistificación” y reunió a más de 30.000 personas según los organizadores, 8.000 según la Policía Nacional.
Pancartas, maletas, maquetas de cruceros y cánticos marcaron el ritmo de una movilización que se vivió con un ambiente reivindicativo, pero también con fuerte sentimiento de comunidad. La manifestación tuvo réplicas en todas las Baleares y también en ciudades del sur de Europa.
“El Govern balear ha ignorado nuestras peticiones”, denunció el portavoz del colectivo, Jaume Pujol. “Reclamamos que dejen los pactos y se sienten a hablar con nosotros. Que escuchen nuestras demandas. Seguiremos saliendo a la calle, seguiremos haciendo acciones hasta que nos escuchen”.
La vivienda, eje de la protesta
El problema del acceso a la vivienda centró buena parte de las consignas. Muchos jóvenes compartieron su frustración por no poder vivir en su propia isla. “Ahora mismo, poder permitirte un alquiler tú solo sin ningún tipo de ayuda es imposible”, lamentaba una manifestante.
Otra joven añadía: “Lo más duro es no poder imaginar un futuro aquí, no solo por el precio de la vivienda, sino por no poder disfrutar de nuestra tierra. Lugares que siempre han sido nuestros, cada vez se sienten menos nuestros”.
No es contra el turismo, es contra el modelo
El mensaje no fue de rechazo al turismo, sino a cómo está planteado actualmente. Carolina, vecina del Arenal, resumía una queja común: “Está muy bien que haya turismo, pero nos estamos pasando. Que me tenga que poner tapones para dormir en mi propia casa es ridículo”.
En zonas del interior, como Santa Maria, el impacto también es evidente. “Nuestro pueblo está lleno de ciclistas. No puedes caminar por la calle porque aparcan las bicis en medio o te empujan para pasar”, relataban dos jóvenes. “Da pena ver cómo los mallorquines tienen que vender sus casas y los compradores son, casi siempre, extranjeros”.
Lengua, cultura y solidaridad
Durante la marcha también se vieron banderas palestinas y camisetas verdes en defensa del catalán. Varias personas denunciaron que muchos locales turísticos no tienen menús ni información en castellano ni catalán.
“Entiendo que hay turistas y hay que facilitarles las cosas, pero nosotros también existimos. Nuestra lengua forma parte de nuestra identidad”, reclamaba una joven. Otro manifestante comentaba: “Ya es difícil encontrar una carta en castellano, imagina en catalán”.
Eco internacional
La protesta atrajo la atención de medios internacionales. Uno de los periodistas desplazados fue Sebastian Kisters, corresponsal alemán en España, quien explicaba que la situación en Mallorca genera empatía en su país: “En Alemania también vivimos problemas parecidos, sobre todo en las islas del Mar del Norte o en zonas turísticas del sur. Mallorca es nuestro destino favorito, pero la gente empieza a ser consciente del problema de la masificación”.
La manifestación concluyó sin incidentes graves y con una imagen significativa: varios turistas alemanes y franceses se unieron a la protesta en señal de solidaridad con los residentes.




