Se busca a un 'conductor de burros' para que se puedan celebrar las fiestas patronales de Maó

Maó - Mahón

La celebración de las fiestas de Gràcia en Maó, una de las citas más esperadas del calendario festivo menorquín, podría verse comprometida si no se encuentra con urgencia a una figura clave: el 'menador' del burro. Esta persona, encargada de guiar a pie al asno que monta el ‘fabioler’ o la ‘fabiolera’, cumple una función esencial para que el jaleo y el resto de actos tradicionales se puedan llevar a cabo con normalidad.

Lejos de ser un detalle menor, la falta de candidatos dispuestos a asumir esta tarea ha obligado al Ayuntamiento de Maó a lanzar un llamamiento público. Desde hace días, el consistorio mantiene activa una convocatoria para encontrar a alguien con disposición y compromiso para ejercer de 'menador' durante los días grandes de la fiesta, el 7 y 8 de septiembre. Sin esta figura, la colcada, encabezada por el fabioler y su burro, no podría iniciarse, lo que pone en riesgo la continuidad de una parte fundamental del ritual festivo.

Una tarea tradicional que requiere compromiso

El 'menador' de burros no es un simple acompañante. Según explica el propio Ayuntamiento, su papel es imprescindible para garantizar que el animal participe con seguridad y tranquilidad en todos los actos populares. Durante el recorrido de la comitiva, el 'menador' debe caminar junto al burro, sujetando las riendas y asegurándose de que el trayecto se realice sin contratiempos, en medio de un ambiente ruidoso y festivo que puede resultar estresante para el animal.

No se trata, por tanto, de una tarea sencilla o puramente simbólica. Personas con experiencia en las fiestas, como Laura Guardia —quien ha desempeñado el rol de fabiolera durante varios años—, aseguran que guiar al burro en el contexto del jaleo requiere atención constante, firmeza, conocimiento básico del comportamiento del animal y, sobre todo, una gran dosis de implicación emocional con la fiesta.

Entre los requisitos establecidos para optar al cargo, el consistorio destaca que los aspirantes deben ser mayores de edad y comprometerse a estar disponibles en las fechas señaladas. A cambio, se les ofrece la oportunidad de formar parte activa de una de las tradiciones más queridas por los mahoneses y de contribuir de manera directa a la preservación de un legado cultural que se transmite de generación en generación.

Una tradición que busca relevo generacional

El problema de fondo parece estar relacionado con la falta de relevo generacional. La escasez de personas jóvenes dispuestas a participar en los elementos menos visibles, pero fundamentales de las fiestas, está comenzando a pasar factura. En este caso, la figura del 'menador' —poco conocida fuera del círculo más vinculado a la organización de la fiesta— es vital para que el 'fabioler' pueda recorrer las calles de Maó y anunciar el inicio de los actos festivos.

El Ayuntamiento no oculta su preocupación por la situación. A través de sus canales oficiales, ha difundido el llamamiento e incluso ha habilitado un número de teléfono y un correo electrónico para que las personas interesadas puedan ponerse en contacto con la organización y obtener más información. El mensaje es claro: sin 'menador', no hay burro; y sin burro, el 'fabioler' no puede abrir la fiesta.

Salvaguardar la esencia de las fiestas

El 'fabioler', con su tambor y su flauta, es el encargado de marcar el inicio de la 'colcada', la comitiva de caballos y jinetes que protagoniza algunos de los momentos más esperados de las fiestas de Gràcia. Esta figura, montada sobre un burro y guiada por el 'menador', es una de las imágenes más icónicas de las celebraciones patronales en Maó. Su presencia encabeza el jaleo y da paso a la entrada triunfal de los cavallers al ritmo del folklore local.

Perder esta tradición, por falta de un rol que hasta ahora se asumía con naturalidad dentro de la comunidad, supondría un golpe simbólico y organizativo de gran calado. Por eso, el llamamiento no solo es práctico, sino también emocional: se busca a alguien que no solo conduzca al burro, sino que se convierta en eslabón de una cadena cultural que da sentido a la fiesta.