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0-2. El Ibiza se rebela tras un atropello arbitral en Murcia

Triunfo merecido de los ibicencos que jugaron 80 minutos en inferioridad

Imagen del partido / UD IBIZA

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Ibiza

Cuando peor pintaban las cosas ha aparecido la mejor versión de la UD Ibiza, o al menos la más solidaria para volver a ganar, noquear a un rival que se supone será otro aspirante al ascenso y devolver el ánimo a una afición muy cabreada por las circunstancias extradeportivas de esta semana. Triunfo merecido de un equipo coral, solidario, con las ideas claras, con contundencia en las dos áreas y al que no le ha pesado un grave error del colegiado del encuentro.

David Cambronero, que se dedica a arbitrar partidos de fútbol en Primera Federación, ha decidido cargarse muy pronto el choque entre dos candidatos a estar arriba en la categoría, pero que han tenido un arranque liguero deprimente.

El encargado de impartir justicia, ha expulsado injustamente al centrocampista del Ibiza, David del Pozo, que ha visto dos amarillas en nueve minutos en dos acciones que en la gran mayoría de encuentros no merecerían una sola amonestación. Dejar a un equipo en inferioridad en un choque tan trascendental con el choque recién iniciado por esas dos faltas cometidas por el ancla celeste en la medular no dice mucho del nivel arbitral en la Primera RFEF.

Frente a ese atropello, el Ibiza ha sobrevivido con un excelente ejercicio defensivo, porque esta vez sí ha puesto argumentos en el césped más allá de la calidad individual.

Intensidad

Si a la plantilla celeste se le supone talento, debe combinarlo con otros factores esenciales en esta categoría. Intensidad en cada balón dividido para que no siempre caiga del bando contrario, energía y piernas para que la presión o la lucha del uno contra uno sea efectiva y sobre todo corazón en la defensa de un escudo. Todo eso se ha echado en falta en las últimas semanas. Todo eso se ha tenido por arrobas en el encuentro. Solo con la voluntad no se ganan los partidos, también hace falta alma y un patrón de juego y sobre todo no tener tantos agujeros defensivos por primarlo todo al jogo bonito.

Los visitantes estaban mejor plantados en el campo que un Murcia que teniendo superioridad numérica no tenía argumentos para ponerla en práctica. Su receta futbolística era muy pobre para desesperación de su hinchada, que se las prometía muy felices tras el accidentado arranque de partido. Ramón Juan solo tuvo que intervenir en una ocasión, pero el control del encuentro con y sin pelota era ibicenco con un bloque mucho más solidario en las ayudas y que ni sufría ni se veía agobiado en su área. Lo probó Bebé tras una acción individual con disparo flojo a las manos del portero local.

Los de Jémez, que había optado por reforzar de inicio la medular con Iago Indias, dejando a Manu Pedre y Monju como pareja de centrales, y a Fede Vico de enganche, tenían las ideas más claras.

Penalti

Y, superada la media hora de juego, a la salida de un córner favorable a los visitantes, Alberto Marín puso el codo en el cuello de Monju incorporado al remate. El colegiado no vio nada, pero el entrenador ibicenco, tras pedirlo su zaguero que había quedado dolorido en la acción, reclamó la revisión de la jugada en la que se apreciaba una acción punible. Así que tras ver la imagen repetida una y otra vez, Cambronero decretó los once metros y Fede Vico ponía por delante al Ibiza.

Si es cierto aquello de que con 10 se juega mejor que con 11, en ese período nadie podía ponerle peros al marcador. Así lo entendió la grada murciana que, harta de ver a los suyos impotentes para cambiar el guion del encuentro, despidieron a su equipo con una bronca monumental y pañolada que ya se sabe que significa cuando un entrenador está en la cuerda floja.

En la reanudación estaba el interrogante de sí el esfuerzo físico jugando en inferioridad no pasaría factura al Ibiza y si los cambios a los que estaba obligado el entrenador del Murcia, Joseba Etxebarría, darían o no aire a los suyos, porque no habían hecho ni cosquillas al equipo rival en 45 minutos.

Golazo

La incógnita no duró mucho. A los 53 minutos, Unai Medina, uno de los jugadores con más pundonor y entrega en el plantel celeste, se sacó un remate a la escuadra para doblar la ventaja ibicenca. Había robado el esférico en campo contrario. La falta de puntería que tanto se había acusado en las últimas jornadas se transformaba de golpe en una efectividad plena.

Y el Murcia se fue a la lona, en medio del griterío del Enrique Roca, que se fue vaciando hastiado de ver una propuesta tan miserable de su equipo, incapaz de atropellar a un adversario que jugaba con uno menos, pero que parecía hacerlo con dos o tres más, porque tapaba huecos y apenas concedía ocasiones.

Los de Jémez supieron jugar con el reloj, mantuvieron la calma y la tranquilidad para que el choque no se convirtiera en un correcalles y han defendido en un bloque bajo, con orden y cortocicuitando a un rival inane que hoy ha demostrado que se puede jugar rematadamente mal contra once y contra diez.

El entrenador de la UD movió el banquillo, sacando defensas, Sergio, Mounir y Nacho. Después entraron a Davo y David García por Sofiane e Indias. Al Murcia se le anularon dos goles en este periodo y Ramón Juan estuvo salvador con una gran parada para que el Murcia no se metiera en el choque.

Y eso que Cambronero no había dicho su última palabra y también expulsó a Sofiane, que ya estaba en el banquillo por protestas y dio ocho minutos de prolongación.

Aguantó el Ibiza, para llevarse con todo merecimiento los tres puntos en lo que debe de ser un punto de inflexión.

Tener vida

Pero el balsámico triunfo, tras tres derrotas seguidas y cinco jornadas sin ganar, no puede tapar lo que ha ocurrido esta semana. Al frente de la plantilla está un entrenador, que llegó como el Mesías, aclamado por una afición a la que le ha faltado el respeto de una manera intolerable en las últimas horas para tratar de justificarse en lugar de reconocer un error y pelillos a la mar.

En las ruedas de prensa no se ganan los partidos y las salidas de banco y la prepotencia del técnico celeste hace tiempo que han dejado de tener gracia en la afición celeste que, será escasa para lo que debía estar acostumbrado, pero que tiene su orgullo y que sabía que la tierra era redonda antes de que Jémez aterrizara por primera vez en la isla. También es una afición que vive y deja vivir. Su problema hasta ahora ha sido que la realidad le estaba pasando por encima.

Estaría bien que aprovechara la alegría de este domingo, su buen planteamiento defensivo y la mentalización a sus futbolistas para no tropezar más veces en la misma piedra. Encariñarse con el pedrusco sería excesivo.

Joan Tur

Joan Tur

Redactor Radio Ibiza SER y jefe de SER Deportivos Ibiza. Desde la década de los 90 en la cadena. ...

 

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