Opinión

Sobre la desunión de los afectados palmeros

EL ENFOQUE 13 MAYO

02:04

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Santa Cruz de Tenerife

Un chiste hebreo cuenta que tres israelitas, cansados de la división política que vive su país, se reúnen a puerta cerrada para fundar un nuevo partido que busque la unidad de todos. Pasan las horas hasta que por fin abren la puerta y anuncian que no se han puesto de acuerdo para crear un único partido, pero han logrado crear cuatro.

A los afectados por el volcán de La Palma parece que les ocurre como a los del chiste: desde que el volcán comenzó a escupir lava, palmeros de los tres municipios afectados se lanzaron a crear asociaciones, colectivos y plataformas ciudadanas en defensa de los afectados por el volcán, o sea, de ellos mismos. Ya van por once, si no incluimos en la cuenta el grupo de inexistentes afectados, al que decía representar la ex diputada ciudadana Melisa Rodríguez. Además de las asociaciones (independientes unas de otras) creadas por los vecinos de Las Manchas, La Laguna, La Bombilla, Todoque, El Remo y la más reciente del Camino de Pampillo, están la Plataforma de Afectados por la Erupción del Volcán Cumbre Vieja 2021, la Asociación Tierra Bonita y la Asociación Volcán Cumbre Vieja.

Y, por supuesto, la ya disuelta Iniciativa Ciudadana en Defensa de los Afectados, constituida con la intención de integrar a todas las asociaciones, pero que duró apenas para convocar la multitudinaria manifestación de finales de febrero en Los Llanos de Aridane. La Iniciativa se había distinguido por un lenguaje bastante beligerante con el Cabildo –gobernado en comandita por el PP y el PSOE- y parece que comenzaron a producirse maniobras orquestales en la oscuridad que acabaron por dividirla primero y disolverla después. Es curioso que la única asociación de damnificados desmontada en La Palma, fuera la que pretendía representarlos a todos.

Ahora, ya no existe ni unidad de acción, ni una sola voz que hable por todos, sino las once representaciones entregadas cada una a resolver su particular problema. Quizá por eso, las cosas siguen bastante paradas, al albur de lo que decidan hacer las administraciones. Al final, se ha impuesto lo de siempre, el “divide y vencerás”. Y con la derrota, el desánimo y la apatía.

 
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