Una polémica de bandera
Santa Cruz de Tenerife
A diferencia de lo que sucede en otros países, las banderas en territorio español siempre andan acompañadas de polémicas.
Sin ir más lejos, la denominada enseña nacional es propiedad de las derechas a ojos de unas izquierdas que se la han entregado en bandeja de plata a los conservadores.
Pero como todo en este país tiene su réplica, un sector de la izquierda utiliza la tricolor republicana como pabellón tan nostálgico como lo hace la extrema derecha cuando remata a la rojigualda con el águila imperial incrustada.
Las banderas en el País Vasco durante un tiempo convirtieron a los pedazos de tela en causus belli sin tregua, ni descanso.
Pues eso, las banderas nos siguen separando y ahora los bandos llegan a atrincherarse por culpa de las banderas azules perdidas en determinadas playas de nuestras costas.
Banderas de casi la misma tonalidad que las que usan los cascos azules desplegados por los territorios en conflictos bélicos. La diferencia estriba en que unas persiguen, según se afirma, fines filantrópicos y las otras con sabor a salitre, las concede una empresa que, año tras año, desmiente que cobren una pasta por concederlas.
No tiene pocos problemas Canarias como para enredarse ahora en la guerra de las banderas playeras que suelen estar situadas cerca de los vigilantes que sí salvan de verdad a la gente.
Y para colmo de males, ucrania gana el festival de Eurovisión. Un país con una enseña que luce los mismos colores que la UD las palmas.
Las banderas, ya ven ustedes, agitan conflictos... si yo fuera el actor Antonio Banderas, me cambiaría el apellido por si las moscas.
