Debates incómodos

Santa Cruz de Tenerife

El debate abierto en torno al apartado de la Ley del aborto que tiene previsto aprobar el Consejo de Ministros en la jornada de hoy, y que abarca la baja laboral por menstruaciones dolorosas, ha traído al campo de la normalización el tema tabú de la regla; otro asunto incómodo socialmente hablando y que se ha movido durante años en el ámbito de las singularidades a las que se miden diariamente las mujeres en una sociedad con tanto sesgo machista. En este asunto no han faltado los argumentos peregrinos propios del machismo, ni tampoco las voces de algunas mujeres, que han rechazado a base de tirar de su currículo de esfuerzos su negativa a dar la bienvenida a la baja laboral por reglas dolorosas.

Por contra, valiente y firme ha sido el paso protagonizado por las mujeres que sufren menstruaciones que van más allá de las incomodidades escondidas y que, de largo, están en el terreno de las patologías sumamente dolorosas. Toda innovación en este país viene siempre acompañada por una inevitable controversia. En ocasiones, nos situamos a la vanguardia de las decisiones valientes y justas, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, o nos sumimos en el debate que propicia la reacción frontal de los más conservadores que, en el caso que nos ocupa, desconocen que desde hace decenas de años, por ejemplo en Asia, se contempla la baja laboral por reglas dolorosas. Se trata de seguir la estrategia nacional de discutir por discutir y de intentar ridiculizar cualquier avance que nos sitúe en el ámbito de la modernidad.

De manera singular, celebro este nuevo logro alcanzado por las mujeres y de manera particular, comparto la emoción que he contemplado en una compañera sufridora de endometriosis, que durante años se ha medido a la incomprensión de facultativos y que se mostraba incapaz de solicitar la baja a sus jefes ante el temor a la incomprensión por parte de los mismos. Compartimos hoy la alegría que estimamos impera entre las mujeres y, para otro momento, aparcamos hablar de la pobreza menstrual, otro golpe más que impacta en el colectivo femenino.