Límites sostenibles
El comentario de Juan Carlos Castañeda

El comentario de Juan Carlos Castañeda
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Santa Cruz de Tenerife
Cierto es que se llevaba tiempo intentando abrir el melón y que la agenda de situaciones sobrevenidas y sorprendentes relegaron el asunto a la esquina donde se ubican cuestiones de suma trascendencia para canarias que cuentan con la etiqueta de asignatura pendiente. Por ello, resulta de agradecer a Casimiro Curbelo, que haya puesto en las últimas horas en el escaparate de la política canaria, la conveniencia de abrir un debate para valorar la posibilidad de establecer límites al crecimiento demográfico y turístico de las islas. La cuestión resulta apasionante y garantiza pasiones desatadas. porque evidentemente, habrá quienes compartan la necesidad de limitar el crecimiento demográfico y turístico, y por contra , los que desde las aceras contrarias, se mantendrán en la opinión de mantener la barra libre con la que se ha actuado en casi todas las cuestiones relacionadas con el planeamiento del territorio y con la jubilosa subida al pódium donde se elevan los ranking del número de visitantes.
La cuestión que ha vuelto a poner sobre el tapete Curbelo, es un asunto de tal magnitud y de tantas aristas, entre ellas la sostenibilidad de nuestro frágil territorio, que precisa de un abordamiento serio, riguroso, en el que no solo tengan la, capacidad de decisión las administraciones con competencias en ella, sino en la que se hace imprescindible la participación de las voces autorizadas para pronunciarse sobre la capacidad de carga de nuestras islas. Fijo que el asunto, a resultas de las palabras del político gomero, propiciarán alguna reacción aislada, pero con casi absoluta certeza se puede asegurar volverá a caer en el saco del olvido.
Por lo tanto, volveremos a vivir otro patadón pa'lante y a correr. y ello sucede mientras nos hablan de sostenibilidad, del riesgo de los recursos naturales limitados, de las descarbonización, de productos kilómetros cero, de la economía verde. Por marearnos ya verán que serán capaces de hasta recitarnos el verde que te quiero verde, verde rama, verde oliva de Federico García Lorca. No sobran rapsodas de la gestión, y nos faltan estrategias de verdad en los asuntos de suma trascendencia.




