Estos son los lugares más inseguros de Gran Canaria para las mujeres

El Parque San Telmo y el de Santa Catalina son dos de los espacios públicos de Las Palmas de Gran Canaria que suponen un mayor riesgo de vulnerabilidad para las mujeres, debido a la escasa iluminación artificial y la frondosidad de la vegetación en algunas zonas; y, en particular, en las primeras horas de la mañana y durante la noche, pese a ser lugares muy transitados.

Así se desprende del informe 'Gran Canaria: género, movilidad y territorio' encargado por la Consejería insular de Igualdad al grupo de Mediación Urbana y Sociología del Espacio, MUSE, dentro del Marco Estratégico por la Igualdad firmado por la Corporación y los veintiún municipios de la isla, con el objetivo de rediseñar los territorios desde una perspectiva igualitaria y diversa antes de 2030.

Asimismo, este estudio reveló que en un punto del sureste los propios vecinos señalaron situaciones "muy comprometidas y solicitaban incluso cámaras de vigilancia en el espacio público, tanto mujeres como hombres, conscientes de la vulnerabilidad que podía recaer sobre otros perfiles sociales", explicó en el programa Hoy por hoy Las Palmas Itahisa Chávez Santana, doctora en Geografía y autora del documento.

Puedes escuchar la entrevista íntegra en el siguiente podcast:

Chávez subrayó que "determinados lugares con unas condiciones determinadas, dotan de más vulnerabilidad a las personas que se encuentren en esos espacios públicos, no solo mujeres". Si bien, explicó que, distribuyendo la geografía de Gran Canaria por comarcas, "lo que hemos hecho es estudiar en qué momentos y en qué circunstancias por cuestión de género surge esa sensación de inseguridad", tanto por las condiciones de los propios espacios públicos como por los perfiles que lo transitan. En este sentido, "detectamos que en las áreas rurales se dan esas cuestiones de género vinculadas a la edad, mientras que en las zonas turísticas se vincula a la inmigración, porque hay muchas personas extranjeras que residen ahí por trabajo, y en el área metropolitana asociado al transporte". De igual modo, el informe plantea solucionar estas deficiencias con una planificación urbanística y territorial diversa y sensible con las necesidades individuales, "con espacios que inviten a todas las personas a sentirse a gusto y cómodas, que puedan usarlo con libertad y no con la desatención, rechazo o presión según sus características personales", afirmó la autora. Quien añadió que "hablamos de un urbanismo de la mistificad de usos, que hace que la vulnerabilidad se perciba más reducida, y de proyectos específicos para plazas y parques" donde influye también el vallado que se emplee o si permite la visibilidad desde dentro hacia afuera y viceversa.

La directora del grupo MUSE lamenta que "el modelo patriarcal sigue muy presente en muchas esferas de la vida y en particular en el urbanismo, por lo que cuando le piden a alguien que cambie algo que está integrado en la sociedad de manera innata, es complicado que acceda". Por eso apela a una mayor sensibilización y concienciación, no solo de las administraciones públicas, sino también de los técnicos encargados de diseñar los proyectos. "Hay que trabajar este aspecto desde la transversalidad, como se hace con la accesibilidad o la sostenibilidad, no como una cuestión concreta". Asimismo, otra de las ramas que plantea el rediseño de los espacios públicos se refiere a la seguridad de los menores y la conciliación de las familias. "Se está trabajando en caminos escolares seguros para que los padres y madres puedan dejar que los hijos vayan solos al colegio con seguridad y comodidad". Se trata, en definitiva, "de atender la diversidad social y saber qué modelo de movilidad queremos", sentenció Itahisa Chávez.