Ni vencedores ni vencidos

Santa Cruz de Tenerife

Llegados aquí, debiera poder decirse aquello de "se acabó lo que se daba".

En otras palabras, debiera ponerse fin a los driblings, omisiones, justificaciones populistas y toda esa retahíla de subterfugios empleados para cumplir con la Ley de Memoria Histórica.

Ayer, la comisión técnica creada al efecto informó a favor del contenido del catálogo de símbolos, calles, monumentos y menciones franquistas en Santa Cruz de Tenerife.

Que nadie se ponga nervioso y que tampoco nadie se tire al suelo, porque ninguna pala mecánica se volverá loca derribando edificios a tutiplén en la capital tinerfeña.

Sólo se trata de una reparación moral y en algún caso muy concreto, de derribar algún monumento en memoria de un golpista que demostró su condición sanguinaria con mayor crudeza en esta tierra una vez producida la sublevación y que resultó más feroz en toda España acabada la Guerra Civil.

El acto rubricado ayer abre el proceso de los acontecimientos que deben desembocar en la aplicación de la ley de memoria histórica. Todo lo contrario será pura connivencia con los autores del terror en esta tierra.

Faltan pasos por dar, pero es la hora de saber quiénes son demócratas de verdad y quienes andan disfrazados de los mismos por imperativo legal y electoral.

Aquí no hay vencedores, ni vencidos. A lo sumo y en dirección contraria, lo que hay son sucedáneos de cangrejos, que sabido es que cangrejo era la denominación que le daban los  antifascistas al escudo del yugo y las flechas de las camisas azules que algunos en esta tierra parecen esconder tras su vestimenta diaria.