Desolación generalizada

Santa Cruz de Tenerife

El peor escenario imaginable llegó para el tinerfeñismo tras perder la oportunidad de oro de ascender a Primera División en un partido aciago de los blanquiazules y eficaz de un Girona que supo cómo dañar de muerte a los de Ramis. El guion del partido fue escribiéndose como se intuía, con un Girona lanzado a por la meta de Soriano y un Tenerife lleno de inseguridades y temores. Fruto de ese dominio catalán llegó el cero a uno en el minuto 42 tras convertir Stuani un penalti por manos en el área de Sergio González. Pero el Tenerife pudo reaccionar tras el descanso y con un gran remate de cabeza de Carlos Ruiz llegó el uno a uno en el minuto 79. Fue un espejismo porque el Girona siguió en su línea y solo 11 minutos más tarde hizo el 1-2 en una acción de mala fortuna en un envío que desvío Jose León con el cuerpo hacia su meta y que no pudo salvar Juan Soriano, y volvió a silenciar a los más de 22.000 almas blanquiazules que abarrotaron el Heliodoro. A partir de ahí, preso por la precipitación y la superioridad rival, el CD Tenerife ya no pudo recuperarse del golpe y eso le arrastró al 1-3 a 10 minutos del final obra de Arnau.

Ampliar

El jarro de agua helada fue mayúsculo para el tinerfeñismo y de ahí al pitido final la frustración blanquiazul se fue transformando en orgullo y aplausos desde la grada hacia el verde, con una plantilla desolada y que acabó recibiendo el cariño unánime de la afición que se quedó con la miel en los labios y, otra vez, acariciando un ascenso que se le escapó de las manos con casi todo a favor en el año del Centenario.