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El 10% de las personas que se suicidaron en Canarias en 2020 eran menores

Analizamos las claves psicológicas en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio

Suicidal woman holding number of pills in hand. / MICROGEN IMAGES/SCIENCE PHOTO LI

Santa Cruz de Tenerife

208 personas se suicidaron en el archipiélago canario en 2020, año del que se tiene la última actualización. Esto supone una tasa de 9,56 casos por cada 100 mil habitantes. La franja de edad más preocupante, la de los mayores de 70 años, además de la de más de 79. Si hablamos de las conductas suicidas, ya la cifra sube considerablemente. El llamado "Teléfono de la Esperanza", puesto a disposición del Gobierno, ha visto aumentado su uso en un 70%. En 2021, por ejemplo, recibió en las islas 483 llamadas relacionadas con conductas suicidas. Son datos que reflejan que el suicidio se encuentra entre una de las 20 principales causas de muerte a nivel mundial.

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Se le podría considerar la pandemia silenciosa. Y es que cada vez más nos encontramos con protocolos que ayudan a focalizar el problema, pero llegan muy tarde -advierten los expertos-. El último en Canarias, el del ejecutivo regional, que elabora un protocolo de prevención e intervención ante los riesgos de un suicidio. El objetivo, que los profesionales sepan cómo actuar en estos casos, de manera correcta y rápida. La incorporación de los psicólogos clínicos a la Atención Primaria y el protocolo específico en el área de Urgencias son algunas de las claves.

"Ir a terapia y hablar de ello sin tabúes en el ámbito social son las claves para prevenir las tendencias o pensamientos suicidas"

Los psicólogos hablan de "evitar el tabú" del suicidio. En el fondo, dice Ariel Déniz, psicólogo y divulgador, "nadie quiere suicidarse. Las personas que tienen pensamientos relativos a la autolisis, se sienten perdidas, sufren mucho. Y la única manera de salir de ahí, para ellos, es la muerte. No ven otra salida". Suele haber señales de alerta, en la mayoría de las personas, que ayudan a ver lo que les pasa. Según Déniz, "cambios en la apariencia y en la higiene, el rendimiento, notar que empieza a aislarse, tener cambios bruscos en el comportamiento y mostrar preocupación sobre la muerte", son solo algunos de ellos.

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El 10% de las personas que se quitaron la vida en las islas en 2020 eran menores. El suicidio infanto-juvenil cada vez es más común en todas las Comunidades Autónomas, pero las cifras de Canarias estremecen. En las islas, es la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes. Según Sarah Rodríguez, psicóloga general sanitaria, el no resolver o calmar los estresores, los focos de estrés que padecen algunos niños, es clave para que desarrolle comportamientos depresivos. Por ejemplo, una infancia complicada, una competitividad que crece con las generaciones -notas de corte altísimas en las universidades-, o haber crecido con el bullying como compañero.

No ayudan las redes sociales, asegura Ariel Déniz. La tecnología es muy beneficiosa en algunos casos, pero en otros pueden agravar lo que ya se había gestado en el mundo real. Más de tres horas, dice el experto, que hacen falta para desarrollar síntomas depresivos. El no participar y quedarse anclado mirando las aplicaciones podría incluso promover más esta tendencia. El participar, comenta Déniz, nos hace estar más activos y hacer trabajar al cerebro.

"Una madre llevó a su hijo a terapia y se echó para atrás. Al cabo de un año, el niño empezó a desarrollar síntomas psicóticos y fue muy tarde"

Ambos, coinciden en que la mejor baza para combatir esta lacra social es hablar de ello. En la sociedad, en los medios de comunicación, en la política. Evitar tabúes. Crear un clima de confianza con la persona afectada para que se exprese y poder entenderla mejor, escucharla y no pasar por alto los síntomas mencionados anteriormente. Que, de alguna manera, ese sufrimiento tan grande, se libere con personas de confianza. Y, además, una cuestión de vital importancia. Acudir a un profesional, a un psicoterapeuta, que acompañe y guíe, pero hacerlo lo antes posible. Ariel Déniz cuenta una historia, que también trasladó a sus alumnos. Una madre que acudió con su hijo y, que finalmente, decidió que no llevara a cabo esas sesiones terapéuticas. Al cabo de un año, el psicólogo recibe un informe psiquiátrico sobre los principios psicóticos del niño. Había esperado tanto, que finalmente desarrolló una enfermedad mental por el consumo de drogas -otra de las principales causas de suicidio, las grandes adicciones-.

Tal y como lo hemos analizado, para los expertos, las administraciones han tardado demasiado en elaborar protocolos para que los profesionales sepan cómo responder ante estos casos de una manera correcta y urgente. Hasta hace unos años, la salud mental se infravaloraba y, hoy en día, no hemos conseguido como sociedad tomárnoslo tanto en serio.

Y tampoco se fomenta el hablarlo, el contar las historias para que nunca más vuelva a ocurrir. Sea bullying, sea presión por entrar en la universidad o tensión laboral, sea lo que sea, nadie merece morir. Ante cualquier señal de alerta, hablar. Expresarse, ayudar al resto a que se libere de toda la carga dolorosa que soportan. Y no olvidar que existe el Teléfono de la Esperanza y el 024, que es gratuito.

Recuerden, no están solos.

 
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