De los impuestos e Islandia

Santa Cruz de Tenerife

A sus puestos, por los impuestos, ¡ya! esa es la orden que resuena en los cuarteles generales de casi la totalidad de los partidos políticos, plenamente entregados en esta refriega pre-electoral, que nos va a hacer muy largo el camino hasta el día del próximo año en el que nos tocará depositar los votos en las urnas. En esto de los impuestos, cabe hasta decir que si querían dos tazas, pues toma rifirafe con la ecotasa.

Y mientras ellos viven la intensidad de la presión fiscal, el resto de los mortales andamos centrados en la lucha diaria por subsistir, y con el temor de que, en la nueva visita al supermercado, el lineal nos haga levantar las manos con una nueva subida de los productos básicos de la cesta de la compra. El "manos arriba", esto es un atraco, tan propio de los campos de fútbol, se ha trasladado a las cajas de los supermercados, pero con personas inocentes que son los empleados de esas cadenas que nos recuerdan, ticket en mano a los integrantes del Tribunal de Cuentas, pero en versión privada.

La verdad es que la letra con la que se escribe el relato de estos tiempos es triste y gris. Pero, pese a todo, siempre hay un hueco para la música. Y por ahí, será por nuestra condición ultraperiférica, me viene a la cabeza la emulación de un paso-doble o pasotriple en canarias.

Yo tengo menos oído que una piedra de lavar. Por eso solo me atrevo a hacer la lectura previa a la música que ustedes, si lo desean, luego pueden entonar... Ahí va el atrevimiento por mi parte:

"El mundo tiene una Europa.

Europa tiene una España.

Y España tiene un jardín

Que es la isla de islandia"

Porque me sigo preguntando qué necesidad había de que José Antonio Valbuena y Blas Trujillo se desplazaran a Islandia para llegar a la conclusión de que el modelo de reconstrucción aplicado en esas gélidas tierras no es trasladable a la isla de la palma.

ANTE TAN SESUDA Y SORPRENDENTE AFIRMACIÓN, SOLO ME CABE EXCLAMAR: ¡YA EL CONEJO ME ENRISCÓ LA PERRA!

De reconstrucción en La Palma a la islandesa, nada de nada. Pero podemos quedarnos tranquilos con la argumentada afirmación de que el viaje resultó fructífero en lo relativo a la geotermia. Eso sí, no pienso gastar energía preguntándome qué aprendió en Islandia Blas Trujillo respecto a las listas de espera. Para ese viaje no hacían falta ningunas alforjas, porque ya le podían haber preguntado por Islandia, a la popular que fuera consejera de turismo del gobierno de canarias, rita martín, que hizo una campaña de promoción turísticas hace años en ese lejano terruño... Más puntos para la tarjeta de la compañía aérea.