Larrea se sincera

Santa Cruz de Tenerife

El pasado 9 de mayo, poco antes del descanso del encuentro que medía en Montilivi al Girona FC y al CD Tenerife, Pablo Larrea sufría un golpe en una disputa con un jugador rival que le iba a dejar fuera, no solo del decisivo tramo final de temporada, sino alrededor de cuatro meses tras sufrir un esguince de grado 2 del ligamento colateral interno de la rodilla derecha y rotura del ligamento cruzado anterior también de la rodilla derecha. Después de este tiempo y tras llevar un tratamiento conservador, Larrea volvía hace un par de semanas a los terrenos de juego y, poco a poco, va olvidando el mal trago de los últimos meses. En declaraciones a la SER, el mediocentro madrileño expuso al detalle cómo ha sido el largo proceso de rehabilitación que ha llevado y la frustración, que aún perdura en el vestuario, tras escaparse de las manos el ascenso a Primera División. "Aunque queda mucho trabajo por delante estoy contento porque vuelvo a estar con mis compañeros y disponible para el entrenador", razonando que esta etapa ha tenido algo de positivo y se lo ha tomado como "un periodo de aprendizaje mas" en su carrera. El tipo de lesión que ha padecido es una dolencia que "todos los futbolistas le tenemos ese temor", confesó, ya que la rodilla en este deporte "la utilizamos muchísimo", además "siempre queda la duda de si volverás al mismo nivel y si la propia rodilla va a responder bien", al tiempo que está satisfecho por "haber evitado una operación, que ya es un gran paso" el evitar pasar por el quirófano.

Larrea no tuvo reparos en reconocer en Radio Club Deportivo que "han sido momentos muy duros los que me ha tocado vivir", porque en ese momento "se te pasan muchas cosas por la cabeza", y más en el momento que se produjo la lesión, que le llevó a perderse "algo tan bonito como lo que vivió el equipo el año pasado con la pelea en playoffs por ascender". Los primeros días tras confirmarse el diagnóstico fueron los más difíciles para llegar a saber los pasos que dar hasta llegar a la recuperación final. "Me puse en manos de quien pensamos que es de los mejores doctores hoy en día en España, que es Mikel Sánchez", aunque reveló que buscó "otras opiniones", ya que al principio "no tenía muy claro cual era el mejor proceso a seguir", pero no se lo pensó desde que le aseguraron "que había una mínima posibilidad de salir adelante con un tratamiento conservador", señaló Pablo Larrea. "Me dije, oye, si podemos evitar el quirófano, vamos a intentarlo y tirar para adelante. Por suerte y con muchísimo trabajo ha salido todo bien", comentó, asimilando que la lesión "no está del todo olvidada, pero sí alejada".

Vuelve más fuerte

Después de superar un trance duro por el miedo y el tiempo alejado de los terrenos de juego, Larrea recuerda que, "a nivel personal", la temporada pasada no fue sencilla y vivió momentos "muy duros", cuando estuvo mucho tiempo de baja por dos lesiones diferentes. "Me tocó vivir dos lesiones importantes; primero los tres meses apartado por la lesión del recto anterior y luego la rotura de cruzado en un momento en el que se empezaba a "encontrar bien de nuevo, con buenas sensaciones y coger ritmo", por los que lo pasó realmente mal, con el añadido de ser un futbolista que "apenas había tenido lesiones importantes", pero, llegado ese punto "y sin saber por qué, aunque fueron momentos de estrés para mí por cosas que pasan al margen del fútbol", circunstancia que, tal vez, influyó en las dos graves lesiones que encadenó la temporada anterior. "No fue un buen año para mí ni en el aspecto psicológico ni en el deportivo", por lo que se toma este punto como una "forma de empezar de cero, por decirlo de alguna manera, y con ganas de pulir detalles para no volver a repetir todo lo que me pasó el año pasado", zanjó el centrocampista del CD Tenerife.