Opinión

Ir de cráneo

El comentario de Juan Carlos Castañeda

El comentario de Juan Carlos Castañeda Ir de cráneo

Santa Cruz de Tenerife

Los abucheos del 12 de octubre a Pedro Sánchez cabe interpretarlos, por los silbidos incluidos, como equivalentes a la desesperación de la derecha por que finalice el mandato del Gobierno socialcomunista que rige los destinos de este país. El 12 de octubre, si el Presidente del Gobierno es socialista, lo afronta la derecha como esa recta final de un partido de fútbol, en el que la hinchada local pide la hora, la conclusión del encuentro a toda costa. Es una especie de "árbitro, la hora", pero con unos árbitros castrenses que, de momento, siguen sin hacerles caso, y a los que les deseo una sordera infinita ante tales demandas porque, pese a la desafección de la política, todos están obligados a acatar la voluntad de las urnas y del reglamento constitucional.

Más información

Y es que al sentido de pertenencia a la españolidad parece inherente la titularidad y propiedad de la bandera española por parte de los enardecidos abucheadores y silbadores del día de la hispanidad. Por criticar, a Pedro Sánchez le han criticado que haya hecho esperar a los Teyes. Y quienes le afean su impuntualidad deberían recordar que más impaciente y desesperada se muestra la chiquillada la noche del cinco de enero a la espera de la llegada de sus majestades, que se les hace interminable.

Cada 12 de octubre, con un rojo o, para ser más exacto, con un colorado en la Moncloa, se repite el mismo espéctaculo, pero este año la variante novedosa la ha protagonizado la capital tinerfeña, cuyo distrito Centro-Ifara fue adornado con banderas rojigualdas por orden del concejal Guillermo Díaz Guerra que, haciendo bueno su segundo apellido, ha dado la batalla con la enseña nacional colgada de las callles de su dominio. Estas cosas deben anunciarse con la suficiente antelación, no corra algún rojillo el riesgo de quedar atrapado en zona nacional. Este país va de cráneo, pero el que no se ríe es porque no quiere.