Así no se quedarán

Canarias

Pasó la pandemia, o casi, y no ocurrió lo que algunos auguraron y todos deseamos: que la Sanidad pública saliera reforzada tras el reto. Se suponía que,por fin, habíamos entendido que necesitábamos invertir más y gestionar mejor nuestros recursos sanitarios, para que no volvieran a verse colapsados. Pero resulta que no ha sido así. La Atención Primaria, el primer dique de contención, sigue siendo la hermana pobre del sistema, con algunos centros ambulatorios que dan lástima.

Y en los hospitales, nuestros profesionales saniarios están cada día más desencantados, y muchos de ellos agotados por el esfuerzo de cubrir tanta carencia. Otra buena parte ha optado, drásticamente, por hacer las malestas para trabajar lejos del país en el que se formaron, al parecer con buen nivel por las ofertas que reciben del extranjero.

Es inconcebible que nuestros doctores y doctoras dediquen más de 12 años de estudio, y soporten una enorme presión para superar el MIR, y terminar ejerciendo fuera porque aquí están mal pagados. Por muchas facultades que se sigan creando para incorporar más médicos y médicos al sistema sanitario, sin mejorar sus condiciones y estabilizar sus puestos de trabajo, será como plantar una semilla y no regarla. Así no se quedarán.