Una impresionante cueva de hielo esconde un trozo desconocido de la historia de Canarias
Desde hace más de trescientos años, la explotación del hielo fue una actividad industrial relevante en islas como Gran Canaria, Tenerife o La Palma
Tenerife
La Cueva de Hielo de Tenerife es un tubo volcánico de cuarenta y ocho metros de largo y nueve de alto, situado a 3.350 metros de altura. La iniciativa para la divulgación y la conservación del medio natural Fénix Canarias ha publicado un hilo en Twitter recordando la importancia que tuvieron estas cuevas para la economía de Canarias. Tras las nevadas que han caído en las últimas semanas, la mayor parte de la nieve se derretirá, pero en el pasado llegó a conservarse todo el año en el interior de esas cuevas, sirviendo su venta como una fuente de ingresos para la población de las cumbres de la isla.
"Desde hace más de trescientos años, la explotación del hielo fue una actividad industrial relevante en islas como Gran Canaria, Tenerife o La Palma donde se aprovechaba tanto la nieve en grietas y cuevas como con la construcción de pozos para poder mantenerlo todo el año", explica Fénix Canarias. De hecho, el Pico de los Pozos de las Nieves en Gran Canaria recibe este nombre por albergar a finales del S.XVII los primeros dos pozos del archipiélago. Durante el S.XVIII continuó la construcción de decenas de pozos en otras islas con el mismo propósito.
"Estos pozos, excavados en el terreno y de planta generalmente circular, tenían sus paredes revestidas internamente de mampostería y el fondo forrado con un tablado de madera para permitir el drenaje. El trabajo de acumulación de nieve y prensado lo solían realizar vecinos de la zona entre los meses de diciembre y febrero que compaginaban con otras tras labores como la recogida de azufre en Las Cañadas (Tenerife)", explica Fénix Canarias. Aunque resulte difícil de creer, la acumulación y venta de hielo supuso un sustento económico para muchas familias en Canarias.
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El pisonero era el encargado de compactar y distribuir la nieve cuidadosamente en filas utilizando helechos, paja o sarmientos
A finales de diciembre se acondicionaban y reparaban los pozos, proveyéndolos de lo necesario para la conservación de la nieve. Según explica la iniciativa de divulgación del medio natural, este era un trabajo no exento de riesgo, porque se realizaba en zonas de alta montaña durante los meses más fríos del año. "Requería de cierta especialización como la del pisonero, el encargado de compactar y distribuir la nieve cuidadosamente en filas utilizando helechos, paja o sarmientos como separadores y pinillo para el tapado de los pozos" explican. El transporte se realizaba de noche para reducir el riesgo de deshielo, sobre mulas y en bloques forrados con paja, helechos y sacos. Era un trabajo duro ya que tenían que descender para distribuirlo en los pueblos de medianías y costa.
Unos de los pozos más importantes fueron los de Arafo, cuya nieve se transportaba hasta la Orotava, La Laguna y Santa Cruz para, muchas veces, exportarla incluso a Gran Canaria y La Palma. A principios del s.XX, la llegada de la nevera y el hielo artificial hirió de muerte la construcción de estos pozos y la labor de los neveros. Hoy aún pueden visitarse algunos de esos pozos o sus restos como el de Izaña (Tenerife), el Pozo del Pico de las Nieves (Gran Canaria) o, de similar nombre, el Pozo de la Nieve en La Palma.
Javi Rodríguez
(La Palma, 1991) Periodista vinculado a la Cadena...