Carencias que matan

Santa Cruz de Tenerife

Confesión sincera al canto: hay ocasiones, en las que te asomas a la ventana de la radio esgrimiendo un discurso que sabes que una parte de la audiencia conoce, pero que a la misma le resulta incómodo de escuchar.

Violencia de género e inmigración, dos asuntos sin interconexión alguna, constituyen sendos casos en los que oír el drama inherente a ambas cuestiones, parece que quieren pasar de manera fugaz por los pabellones auditivos de los receptores del mensaje.

Esa actitud equivale casi a una mirada hacia el lado opuesto del suceso dramático que se está contando. Se trata de un gesto que procura envolverse de una amnesia de efecto inmediato.

A las claras: el asesinato machista acontecido en la noche del domingo en Adeje, sumado a los crímenes machistas con los que ha arrancado el presente año, parecen haber sacudido el cajón que contiene las medidas actuales de protección a las mujeres víctimas de género.

No teman ustedes, que no les voy a entullar con palabras y frases tópicas que acompañan a este tipo de situaciones terribles.

Por contra, sí apelo a la generosidad de ustedes para que presten atención a los datos que dentro de unos minutos les ofrecerán mis compañeros, y que evidencian el déficit de agentes necesarios para intentar velar por la integridad física de las mujeres potencialmente objetivos de la violencia machista y también la de sus hijos.

Hoy, estas líneas habladas les ruegan que no miremos para otro lado, y que sumemos en el esfuerzo de que las carencias que arrastra el sistema sean subsanadas.

Quedan dadas las gracias de antemano.

Jueves, 12 de enero. Buenos días, La Palma. Buenos días, Tenerife.