"No se puede vivir así": Eladia tiene 89 años y canta junto a su hija para no olvidar mientras le niegan la Ley de Dependencia

Eladia del Río es capaz de rescatar algunas canciones guardadas en un rincón lejano de su memoria cuando su hija se sienta junto a ella y le recuerda la letra. Al ver el micrófono de la Cadena SER, pregunta: «¿Esto qué es?, ¿un micrófono para cantar?» Y se arranca por José Luis Perales. Gallega de nacimiento, Eladia emigró a Venezuela con tan solo dieciséis años y allí trabajó sirviendo durante años. Más tarde, se casó y puso en marcha una arepera. Allí nacieron algunos de sus hijos y años más tarde emigraron de nuevo, esta vez a Canarias. Sin embargo, Eladia ya no recuerda nada de todo aquello. «Tiene momentos de lucidez en los que quiere hablar y se frustra porque no le salen las palabras», explica María Mena, su hija y cuidadora, que se turna día y noche con su hemano para cuidar de Eladia. «No podemos más», afirma antes de romper a llorar. «Esto es demasiado duro, estamos solas y necesitamos ayuda», verbaliza. Hace dos años que esperan por una respuesta del Gobierno de Canarias. Aunque Eladia tiene concedido el grado máximo de dependencia, siguen esperando por un Plan Individualizado de Atención (PIA) que les permitiría acceder a uno de los rescursos contemplados en la Ley de Dependencia. María tiene un hijo de diez años y cuida de él y de su madre al mismo tiempo. «Ella no puede estar sola, no es capaz ni de ir al baño sola porque no es capaz de hacer sus necesidades sin ayuda. Contamos con personas que vienen, que le echan un vistazo y le ayudan con la comida, vecinos y amigos, pero no se puede vivir así», denuncia María. El deterioro cognitivo de su madre avanza a toda velocidad. «Tengo a mi madre físicamente pero mi madre ya no está. Es como si tuviera a un bebé, pero con el cuerpo de una persona de 89 años», explica. María echa de menos a su madre y siente cómo la va perdiendo poco a poco. Aunque todavía la reconoce, ha olvidado a la mayoría de sus nietos y familiares cercanos. Eladia ya no distingue muy bien la temperatura de su cuerpo ni tampoco sabe distinguir con claridad si tiene hambre o no. Sus gustos han cambiado, y cuando le cambian el tratamiento, sufre cambios en su comportamiento que suponen un enorme transtorno. Su vieja lavadora no da abasto para lavar la ropa y tan solo cobra una pensión no contributiva de cuatrocientos euros. «Es imposible pagar una residencia con ese dinero y tampoco a una persona que cuide de ella el tiempo que necesita. Llevamos dos años esperando por el Plan Individualizado de Atención (PIA) para poder optar a una plaza en una residencia pública», explica María. Pero Canarias tiene un déficit de 8.000 plazas residenciales y lleva décadas con los peores datos en gestión de dependencia de toda España. «No soy capaz de entender cómo son capaces de felicitarse por la gestión de la dependencia en Canarias», denuncia Elena Felipe, presidenta de la asociación de cuidadores de Canarias sobre los datos ofrecidos por la consejería de Derechos Sociales. «Hoy en día sufrimos 1.084 días de espera para reconocer el derecho, y durante esa espera, cada día que pasa una mujer va a abandonarse a sí misma para convertirse únicamente en cuidadora, en esclava», explica Felipe. «Y todo a eso al mismo tiempo que ve cómo esa persona que cuida empeora y desaparece. Qué impotencia tan grande», denuncia. «El Gobierno está festejando prestaciones de menos de cuatrocientos euros para pagar eso. Siento vergüenza, mucha vergüenza», concluye. Canarias reconoció el Programa Individual de Atención (PIA) a 8.000 personas en el año 2022, con casi 10.000 prestaciones concedidas. Diciembre se ha convertido por tanto en el mes con mayor número de personas con el derecho a la dependencia reconocido en Canarias (1.233 personas) desde la implantación de la Ley en el año 2007, tal y como recogen los datos oficiales del IMSERSO. La consejera de Derechos Sociales, Noemí Santana, señala la “excelente gestión” que se ha realizado en este último año y explica que, en la actualidad, Canarias atiende a 34.698 personas dependientes, con un total de 38.666 prestaciones, tanto económicas como de servicios. La consejera asegura que el propósito para 2023 es “mantener el ritmo de personas atendidas, que se reconozca el derecho que tan injustamente se les ha arrebatado a las personas dependientes durante tantos años”, explica. “Nos queda mucho camino aún -asevera- pero estamos consiguiendo, gracias al enorme esfuerzo del personal de la Dirección General de Dependencia y Discapacidad, unos resultados muy satisfactorios”, concluye.

"No se puede vivir así": Eladia tiene 89 años y canta junto a su hija para no olvidar mientras le niegan la Ley de Dependencia

María Mena cuida de su madre con muchísimo cariño y ternuna, pero está desesperada. Hace dos años que esperan por una respuesta del Gobierno de Canarias para acceder a un recurso que le ayude a aliviar la carga que supone el exigente cuidado de su madre, sin obtener respuesta.

Javi Rodríguez

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