Sobre los fondos europeos

Santa Cruz de Tenerife
Quizá recuerden ustedes aquellas fantásticas convocatorias de prensa del vicepresidente Román Rodríguez explicando lo que significaba para las islas el dinero europeo, especialmente el que iba a venir con cargo a los fondos Next Generation, que iban a servir para convertir Canarias en un territorio híbrido entre Mónaco y Silicon Valley: desarrollo tecnológico, reconversión energética, transición ecológica, nuevas tecnologías, trenes a tutiplén, y pasta por un tubo para repartir hasta a los kioscos de pipas si ponían wifi. Estuvimos durante meses con la cantinela de los fondos europeos y los proyectos tractores y las comisiones que ya habían seleccionado suficientes proyectos para gastar hasta el último euro, y las conversaciones con el Gobierno de Sánchez para que no se perdiera nada de nada por el camino. No sé cuántas veces salió Román Rodríguez en la tele canaria (la suya) vendiéndonos el antes y el después que supondría para las islas la inminente llegada del maná europeo… pasta gansa para dar y recibir, salvar un turismo obsoleto, invertir en autopistas de la información y en autopistas de piche, modernizar la agricultura, meter una central Chira-Soria en cada barranco y comprar coches eléctricos a cada ciudadano. O casi.
Pero la realidad a veces es tozuda: la pasta europea requiere de proyectos bien hilvanados y presentados, de negociaciones con el Gobierno nacional, de cumplir plazos y presentar informes técnicos, informes de impacto ambiental, conseguir inversión complementaria y sacudir el polvo a una función pública que aún no ha salido del todo del confinamiento y ponerlos a currar en cuestionarios muy muy complicados. Al final, los plazos se agotan y la impresión es que no va a salir ni un pobre proyecto de envergadura, que aquí más que ‘proyectos tractores’ lo único que se ha logrado redactar ha sido algún ‘proyecto carretilla’ y con la rueda pinchada.
No importa. Román ha explicado que hay que quitar importancia a los retrasos, porque -atentos todos- la capacidad de transformación de los fondos “es limitada”. Quienes defendieron la importancia de los fondos y su capacidad de influir en la transformación de la economía canaria “se pasaron”, asegura Román. Ahora resulta que los 2.500 kilos de los Next Generation no sirven para nada. Y uno se pregunta si quienes no sirven para nada son quienes debían haber gestionado su ejecución.




