Partidos contra Gobiernos

Canarias

Una de las carencias de nuestra joven democracia es su escasa cultura para alcanzar consensos. El frentismo es la dinámica en la que se mueve la clase política, instalada en la diáspora ideológica. Incluso en periodos menos convulsos, de mayorías socialista o conservadora, pactar los asuntos de Estado ha sido una excepción a la norma. En esta legislatura que concluye, las coaliciones a la izquierda, tanto en el Estado como en las autonomías o ayuntamientos, han sido por ello todo un experimento, que en ocasiones ha salido bien y en otros, la mayoría, mal.

Recordaba hoy su alcalde, que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria fue uno de los primeros en experimentar en 2015 un pacto de izquierdas, que pudo reeditarse en 2019. Y sin grandes disonancias enfila la recta final del mandato, con menos posibilidades de darle continuidad. También el Gobierno de Canarias ha recorrido el camino sin dar grandes espectáculos, a los que son tan dados socialistas y podemitas en la coalición del Estado.

La clave, según Augusto Hidalgo, está en no llevar las crisis de los partidos a los Gobiernos. Y tiene mucha razón: porque si aquellos se deben a sus electores, estos gobiernan para todos los ciudadanos. Al menos deberían hacerlo. Aunque vencer, y no convencer, sigue siendo la cultura que aún domina en esta inmadura democracia española.