Sobre la actuación del fiscal del ‘caso Mediador’
Santa Cruz de Tenerife
Llevo más de cuarenta años en este oficio (demasiados) y nunca jamás de los jamases he leído un auto de una jueza de instrucción que haga pública su discrepancia con la fiscalía de una forma tan contundente y taxativa como la que ayer usó la magistrada Lorenzo-Caceres Farizo. A ver: resulta que el fiscal anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife, se opuso ayer a la prisión preventiva para el tío Berni, al considerar que no existe riesgo alguno de que el otro cabecilla de la trama Mediador –junto al general Francisco Espinosa- se fugue o destruya las pruebas.
La jueza opina justo lo contrario: manifiesta en su auto - divulgado por la oficina de Prensa del TSJC, tras la decisión del fiscal de no solicitar prisión preventiva- que en el momento actual del procedimiento sí existe riesgo de destrucción de pruebas. La jueza explica que aún no se ha podido realizar un análisis exhaustivo de los dispositivos confiscados y de los demás efectos y documentos que fueron intervenidos en la docena larga de registros que se han realizado ya en este caso, que está “en contra de la valoración realizada por el Ministerio Fiscal”, y que “sí existe peligro de destrucción de fuentes de prueba. Ozú. Para rematar, la jueza aclara que si decreta la libertad provisional de Fuentes Curbelo “es por imperativo legal”, “en discordancia absoluta con lo solicitado por el Ministerio Fiscal”, y porque no puede dejar de hacerlo “en estricta aplicación del principio acusatorio”, es decir, del respeto a las competencias del fiscal en el procedimiento.
En fin, que no es nada frecuente una manifestación de desacuerdo tan contundente en un auto de la instrucción. Eso se suele reservar para los votos particulares sobre las sentencias, no para hacer públicas y patentes las diferencias de criterio de jueces y fiscales.
Es lógico preguntase que ha llevado al fiscal –un funcionario público sometido al principio de jerarquía al Gobierno- a imponer la libertad provisional de un exdiputado del que –sólo en los cuatro últimos días- ya hemos visto y escuchado absolutamente de todo.




