Grietas improcedentes
Santa Cruz de Tenerife
Fue en 2018 cuando las mujeres españolas remitieron un mensaje al mundo entero de unidad y firmeza en sus reivindicaciones en pro de la igualdad.
Aquel 8 de marzo constituyó una exhibición de tal fortaleza del movimiento feminista en nuestro país que hizo augurar el convencimiento profundo de que por fin sonaba un arrebato firme para el amplio y justo repertorio de reivindicaciones de la marea violeta.
Cinco años después, incluidos los daños generados por los planteamientos aventados por la extrema derecha, llegamos a un 8 de marzo marcado por las profundas divisiones entre los dos partidos de la coalición gubernamental, que ninguna de las dos fuerzas políticas ni han sabido ni han podido superar.
El presente es un día internacional de la mujer en el que no procede declinar en las reivindicaciones feministas, pero al que se llega con un alto nivel de amargura por las grietas más que apreciables que acompañan a este ocho de marzo.
Además del entendimiento y del diálogo frustrado, sucede que mientras el movimiento feminista, por el consabido, aunque involuntario "divide y vencerás", es testigo de la vigencia de la brutal violencia machista imperante.
Este pulso entre Podemos y PSOE se produce mientras El País se hacía eco en su edición de ayer del procesamiento en Cáceres de un sargento por abusos sexuales a tres mujeres militares. Este capítulo, es una prueba más del recordatorio de la longitud del camino que les queda por recorrer a las mujeres, y en el mismo ha sido también procesado otro militar por tolerar tales abusos.
El movimiento feminista, y la sociedad en general no pueden permitirse cualquier tipo de fricciones que supongan pasos atrás en la equiparación de derechos de las mujeres y que se traduzcan en la mentalidad de cavernícolas como los referidos, como involución y convicción de que nada ha cambiado.
Cuando comenzamos a ver con naturalidad la presencia de la mujer en nuestros ejércitos, episodios como el relatado nos recuerdan que falta mucho camino por recorrer.
Por casos como estos, y por supuestos por los que desconocemos, el movimiento feminista y la sociedad en general no pueden permitirse el lujo de divisiones tanto internas como externas.
Ocho de marzo, toca seguir luchando, y evitar divisiones difíciles de entender cuando la igualdad y respeto son todavía puras quimeras en este país tan dado a que las izquierdas se suman en luchas fratricidas para divertimento de los reaccionarios de lo que andamos sobrados.
Buenos días, La Palma. Buenos días, Tenerife.




