Sobre la reforma de la ‘ley Montero’

Santa Cruz de Tenerife
El Congreso aprobó ayer, apenas unas horas antes de que el reloj marcara el inicio del Día Internacional de la Mujer, discutir la iniciativa presentada por el PSOE, para modificar la ley del sólo sí es sí y reducir los efectos indeseados –según la terminología adoptada por la parte socialista del Gobierno- de la ley más conflictiva aprobada en lo que va de legislatura. Fue votada en agosto pasado, pero entró en vigor el siete de septiembre, y en estos pocos meses ha provocado que más de 700 delincuentes sexuales vean reducidas sus condenas, y parte de ellos estén ya libres en las calles. Lo peor es que el Gobierno estaba advertido de que eso exactamente –reducciones de condena y excarcelaciones- era lo que iba a ocurrir si se aprobaba la Ley. Fue advertido por las instancias consultivas, los jueces, y la oposición, pero el Gobierno ignoró las advertencias, desde el convencimiento de que era más importante preservar su frágil unidad interna.
Lo aprobado ayer, poco antes de las marchas enfrentadas del feminismo español, es sólo un primer paso para iniciar una reforma que puede durar meses, e incluso no concluir en lo que queda de legislatura. La propuesta del PSOE, que reincorpora con escasa voluntad de disimulo la mayoría de las penas anteriormente recogidas en el Código Penal, pasará ahora a su debate en comisión parlamentaria, y seguirá después el recorrido previsto para los proyectos de ley. Mientras dure ese debate, seguirán rebajándose condenas y excarcelándose delincuentes. Y cuando la ley cambie, sus cambios no afectarán a quienes ya hayan recibido un trato más condescendiente por la ley actual. El sistema penal español establece que los reos pueden acogerse siempre a la ley que más les favorezca, y esta del solo sí es sí es la que más les conviene. Quienes hayan logrado reducir sus condenas, o se hayan librado de la cárcel, no verán revisada después su situación penal. Y la práctica totalidad de los presos por delitos sexuales que hay hoy en las cárceles cuentan aún con tiempo suficiente para lograr revisiones. La ley que se pretende aprobar ahora para corregir este desastre de Montero y Rosell, sólo puede impedir que en el futuro siga ocurriendo lo mismo. Un escaso consuelo para las víctimas de esta espantosa chapuza.




