Feminismo con testosterona
El feminismo de cargos públicos que pisa despachos enmoquetados va por un lado y el feminismo, sin testosterona, que vimos en las calles canarias el 8 M va por otro
Somos nadie: Feminismo con testosterona
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Las Palmas de Gran Canaria
La polémica por la reforma de la conocida como la Ley del Solo sí es sí provocó las últimas semanas uno de los enfrentamientos más grandes entre el PSOE y Podemos desde que formaron el gobierno de coalición. Podemos acusó al PSOE de traicionar al feminismo y de aliarse con Vox y el PP, y desde el PSOE acusaron a Podemos de mentir descaradamente y de dividir al feminismo como quiere la derecha.
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Este ruido y esta división se trasladó a las manifestaciones de Madrid, donde hubo diferentes convocatorias y cada partido puso su pancarta y su propaganda. Ese ruido y esa división contrasta con la imagen de unidad que dio el feminismo en Canarias. Miles de personas salieron la noche del 8 de marzo a la calle en diferentes islas. Participé en la manifestación de la capital grancanaria y pude ver a gente de todas las edades. Pero sobre todo había mucha gente joven. La mayoría mujeres, pero también muchos hombres. Lemas como “de camino a casa quiero ser libre y no valiente”, “No me des un día, quiero mis derechos”, “las mujeres trans también son mujeres”, acompañados de canciones. Había también mujeres feministas musulmanas que reivindicaban la libertad. Fue una manifestación con batucadas, con canciones, con alegría. Donde mujeres y hombres gritaban lo que les unía.
Me pregunto si las dirigentes políticas del PSOE y de Podemos que anoche estuvieron en las manifestaciones del 8 M en Canarias habrán reflexionado, se habrán dado cuenta de que las calles de las islas van por un lado y el feminismo de declaraciones, de Twitter, el feminismo de cargos públicos que pisa despachos enmoquetados va por otro.
Más allá de la polémica por la reforma de la ley del solo sí es sí, y de la reacción de soberbia de Podemos que no ha sido capaz de reconocer ni un solo error y atribuye todo al machismo de la judicatura (que existe y es muy frecuente, dicho sea de paso), creo que en Madrid sigue estando la testosterona detrás de las estrategias políticas. Y esa política con testosterona ha contaminado al feminismo. Siguen siendo machos los que dirigen los partidos, en unos casos de forma oficial, en otros de forma poco disimulada. Y aplican la forma de hacer política tradicional de los hombres: política a corto plazo, ombliguismo, fijarse más en las fechas de las próximas elecciones que en el significado del 8 de marzo. Por eso me quedo con las manifestaciones de mujeres libres y diversas que salieron a las calles canarias, manifestaciones del feminismo de distintas generaciones que prefiere caminar, luchar y avanzar, que dejarse llevar por los hábitos del patriarcado. Porque el patriarcado, aunque se viste de izquierda, patriarcado se queda…