Canarias aterriza en Marruecos un año después del giro de España sobre el Sáhara

Este viaje del presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, a Marruecos no habría sido posible o no abría generado las mismas expectativas hace justo un año porque, entonces, el 18 de marzo se confirmó el giro de España en su postura sobre el futuro del Sáhara. Hasta ahora, la apuesta histórica con la ex colonia era mantener la neutralidad y apoyar los esfuerzos de Naciones Unidas en la búsqueda de una solución. Lo que hace casi un año sabemos a través de Rabat -porque fue Marruecos quien lo contó públicamente- es que el Gobierno de España apuesta ahora por el plan de autonomía para el Sáhara bajo control de Rabat. «Es la base más seria, realista y creíble para la resolución de este referendum», dijo el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares sobre la nueva situación. Esta frase que el ministro de Exteriores verbaliza de la carta que Sánchez le envía a Mohamed VI es lo que marca el punto de inflexión. Eso abre, de forma inmediata, una nueva etapa de relaciones bilaterales con Marruecos que estaban, hasta entonces, altamente deterioradas con la crisis de los migrantes a Melilla o la polémica por la atención al líder del polisario Brahim Ghali, como los grandes paradigmas de la penosa situación del vecino del Sur. Ese cambio lo arregla, pero abre otros frentes al deteriorar la relación con Argelia, otro importante socio comercial, especialmente como suministrador de gas, y con el pueblo saharaui -con el que muchos españoles siguen teniendo una unión sentimental fuerte- y que interpretan este giro como una traición. Después de un año de la nueva posición y de la apertura de la nueva etapa, se han empezado a observar resultados, al menos, sobre las materias que el Gobierno y Exteriores han señalado como ventajas a ese giro y a la nueva etapa de relaciones con Marruecos. La traducción más evidente ha sido la recuperación de las reuniones de alto nivel (RAN) entre España y Marruecos como la que se celebró el pasado uno y dos de febrero en Rabat, por primera vez después de ocho años de suspensión, aunque contó con el comentado desplante del rey Mohamed VI que no recibió a Sánchez. También se han observado algunos resultados en inmigración. Según datos de Exteriores, el flujo de inmigrantes irregulares desde Marruecos ha caído un treinta por ciento y el comercio bilateral ha aumentado otro tanto, aunque quedan algunos temas pendientes. «Estamos construyendo una relación sólida y sincera basada en el respeto mutuo y en la integridad de ambos países» defendió Sánchez, pero casi un año después, no hay un pronunciamiento claro de Marruecos sobre la «españolidad» de Ceuta y Melilla aunque el Gobierno defiende que la apertura total de las aduanas, que todavía está pendiente, suponga un reconocimiento de facto. Y además, luego está lo del respeto mutuo, a pesar de desplantes como el de la RAN en los que es Mohamed Sexto el que sigue marcando los tiempos. Entre los asuntos que todavía se deben aclarar entre la relación de ambos países y que implican al Archipiélago se encuentra, por ejemplo, la delimitación de las aguas que Marruecos amplió unilateralmente en 2019. También las prospecciones que ha planeado Rabat frente a Tarfaya que el ministro de Exteriores ha dicho que «sigue de cerca», aunque sin dar más detalles. Estos asuntos se circunscriben al debate en una comisión bilateral. No cabría esperar algún avance o soluciones durante la visita del presidente canario a Marruecos. Sin embargo, Ángel Víctor Torres sí tendrá la posibilidad de ampliar los lazos comerciales con Marruecos aprovechando el nuevo marco de relaciones y aumentar, así, la presencia de empresas canarias en el vecino continental.

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El Gobierno de Canarias ha aplazado en varias ocasiones una cita a la que también acude una delegación de los representantes de empresarios de las islas

Pablo Morán