Sobre la pelea por El Hierro

El Hierro, erupción / NASA

Santa Cruz de Tenerife
Tomás Padrón consiguió finalmente devolver las cabras al corral de la Agrupación Herreña, tutelando un acuerdo entre Belén Allende y Narvay Quintero, representantes de las dos facciones cuyo enfrentamiento estaba llevando a la Agrupación Herreña al desastre. Después de cinco años de conflictos y tensiones diagnosticadas como insalvables, Padrón logró el compromiso por una paz duradera y el entierro del hacha de guerra. El asunto se cerró simbólicamente el pasado sábado gracias a la intervención del enemigo. Dicen que no hay mejor cuña que la de la misma madera, y en El Hierro, donde todos se sienten cofrades de la tea, eso debe ser cierto, porque el enfrentamiento entre las familias de la Agrupación Herreña se cerró con la inesperada colaboración del escindido David Cabrera.
Ocurrió en un acto de homenaje al propio Padrón como fundador del partido: la Agrupación Herreña celebraba en el centro Cultural de Asabanos su 45 aniversario, agradeciéndole a Padrón su vida de entrega y servicio al partido y la isla y entregándole el título honorifico de presidente-fundador de la AHI. Al acto, que era un acto de partido y convocado por invitación, se presentó inesperadamente David Cabrera, según cuentan con una actitud provocadora que desató una considerable turbamulta. Por supuesto se le pidió que se fuera, pero el hombre se negó a abandonar la sala alegando que aquello era público, lo que hizo crecer la tensión entre él y los simpatizantes y militantes de su antiguo partido. Finalmente, fue Javier Armas quien consiguió hacerle salir, no sin la ayuda de varios de los presentes. Cabrera abandonó la reunión entre insultos y gritos, y Padrón remató después con una declaración solemne y patriótica: “Tengo el carné número uno de la Agrupación Herreña Independiente, y ese será mi único carnet siempre”, dijo, desatando la emoción y los aplausos de su gente. No hay nada como identificar al adversario (incluso si hasta hace poco fue colega) para cerrar filas…
O sea, que David Cabrera, que ha jugado estos años a la indefinición, a presentarse como el hijo pródigo ante sus vecinos, y a la confusión de estar en misa y repicando, se queda en una posición más bien complicada. Tomás y los suyos le han cerrado la puerta, y esta vez ya no es una advertencia. Hoy es más difícil que ayer que tras lo ocurrido en el acto del 45 aniversario, Cabrera logre un acta de diputado en el Parlamento. Si no se produce un milagro inesperado con los votos de la emigración, la operación de Casimiro Curbelo para conseguir su cuarto diputado por la isla de El Hierro podría haber pinchado. Incluso antes de nacer…




