Enmudecidos en el mar

Santa Cruz de Tenerife

En el mar de palabras que, según la flamente académica canaria Dolores Corbella, nos separa de las otras orillas, enmudecen en este momento decenas de personas. Lo hacen tratando de atravesar los escasos kilómetros que separan el denominado primer mundo, el nuestro, del de ellos, situado en otro nivel de desarrollo y pobreza. La mayor crueldad es ahogarse a la vista de todos, porque aunque no los observemos directamente, España y Marruecos miran para otro lado. Pedir humanidad a un gobierno en asuntos de esta índole es pedir a un olmo que, por amor de dios, dé peras.

Así de triste es la realidad a la que nos enfrentamos a diario en esta frontera sur del sur de Europa. Mientras las estadísticas cuentan que cada vez llegan menos migrantes gracias al último acuerdo hispano-marroquí, los canarios asistimos impotentes a la llegada a nuestras costas de ciudadanos agotados o cadáveres. A fin de cuenta, ni dan ni quitan votos.

Tan profunda como el fondo del mar en que reposarán, previsablemente, los cuerpos que la guardia costera marroquí