Así se fraguó el retorno del hijo pródigo: Ángel firma por el CD Tenerife
Fue una carrera de fondo en la que intervinieron varios elementos esenciales, uno de ellos el presidente Paulino Rivero
Santa Cruz de Tenerife
El nombre de Ángel Rodríguez Díaz (La Laguna, 1987) estaba en la hoja de ruta de los actuales dirigentes del CD Tenerife incluso antes de que tomaran posesión de sus respectivos cargos. Era el gran anhelo del máximo accionista, José Miguel Garrido, junto a la repatriación casi quimérica de Pedro Rodríguez, que queda aplazada por si hubiera algún resquicio de afrontarla más adelante.
El que ya ha firmado es Ángel. La historia del fichaje del hijo pródigo (por dos temporadas fijas y otra opcional) se fraguó en la noche del miércoles 21 de junio, pero las conversaciones y gestiones comenzaron mucho antes.
El 7 de febrero, los micrófonos de Radio Club Tenerife recogen un testimonio clave. Es la primera vez que un portavoz autorizado del representativo admite el interés real en el nueve de Geneto. Y va mucho más allá. "Si Ángel quiere, jugará con nosotros". Lo dice Juan Guerrero, consejero responsable del área de fútbol cuando aún ni tan siquiera se había fraguado el fichaje de Mauro Pérez como director deportivo.
Las manifestaciones del directivo llevaron la pelota al tejado de Ángel, que aún tenía contrato con el Mallorca y ni tan siquiera podía pronunciarse al respecto, por cuanto existía incluso una cláusula de continuidad con el conjunto bermellón. Guerrero verbalizó también cuál era el salario galáctico del lagunero en Primera. Habló de dos millones de euros, por supuesto cifra prohibitiva para cualquier pretendiente de la categoría de plata.
El día que Guerrero toma la palabra, Ángel y su entorno -que ya habían recibido la llamada de Garrido- supieron de verdad que el Tenerife iría en serio. No como otras veces en años anteriores, cuando se habló de interés pero nunca hubo una oferta real. Y eso que Alfonso Serrano llegó a viajar una vez a la Península para reunirse con el ariete. En esta ocasión, es Ricardo León el que asume el peso de las primeras conversaciones. No en vano, el portuense y Ángel subieron de la mano al primer equipo (con David Amaral), debutaron a la vez en un amistoso contra el Munich 1860 y disfrutaron juntos de las mieles de Montilivi.
El siguiente capítulo de la historia acontece en Palma y lo anticipa la SER. A finales de marzo, una delegación blanquiazul (formada por Garrido y Guerrero) se reúne a una mesa con Ángel y dos personas de su máxima confianza: Eduardo Llanos, su representante desde la juventud, de la empresa Emmart Soccer; y David Aranda, agente de la misma sociedad.
A Ángel le presentan el proyecto, le hablan de la intención de conformar un Tenerife competitivo, del afán en ascender a Primera y hacerlo con acento canario (si se puede); y también le prometen que le van a valorar como se merece.
No obstante, a continuación surgen complicaciones. El club no sabe qué margen salarial va a tener para el próximo curso y se retrasa varias semanas en el envío de una oferta formal, incumpliendo así lo que se había dicho en el encuentro de Mallorca. Entretanto, surgen llamadas de otros clubes que creen que Ángel ya lo tiene hecho con el Tenerife. No es así.
Pasan las semanas y se suceden las manifestaciones de varios portavoces blanquiazules que confirman el interés: José Miguel Garrido, Mauro Pérez, Paulino Rivero... El presidente avisa: "Va a ser complicado".
Para entonces el Tenerife ya tiene director deportivo y es él quien recibe la encomienda de ocuparse del asunto. Así pues, es Mauro quien envía una primera propuesta formal del club al representante de Ángel, que queda decepcionado. Es un contrato estándar, que sitúa al delantero en la misma escala salarial que Enric Gallego, pero tampoco hay garantías aún de que el club vaya a perfilar un proyecto ambicioso. Solo han trascendido un par de nombres o tres; y ni se imagina nadie que el club va a dar otro golpe encima de la mesa con la cesión de Roberto López, jugador revelación de Segunda.
En cuanto a Ángel no habrá novedades significativas desde el envío de la primera (y corta) oferta hasta mucho después, pero hay un ruido constante en el entorno porque incluso se dice que el fichaje de Ángel está cerrado. No era verdad. De hecho, el club actualiza su oferta: 2+1. Sigue siendo una proposición que queda lejos del dinero que pueden plantear otros pretendientes. Los recién descendidos van a entrar en escena, la competencia se multiplica e incluso hay algún director deportivo que se compromete a mejorar la última oferta que haga el Tenerife. "Es que no hay mucho más delanteros en el mercado", explica en conversación privada un miembro del staff blanquiazul cuando se sientan con Garitano, encantado con que el 9 sea Ángel.
La operación corre carrerilla el viernes pasado, una vez el delantero ya ha regresado de sus vacaciones familiares en el extranjero. Como ha estado ilocalizable, en el club no saben si va a aceptar o a rechazar. Pero ambas partes deciden coger el toro por los cuernos porque sus deseos confluyen: el delantero quiere volver y el Tenerife quiere que vuelva. Tampoco era cierto que el jugador estuviese cerca del Valladolid, que el club pucelano se hubiese entrometido ni que hubiese negociación abierta con el equipo del José Zorrilla. Como las dos partes fueron sinceras la una con la otra, esta información la manejó en todo momento el consejo de administración blanquiazul.
Cuando alguien de dentro se decida a contar la película del fichaje, habrá dos actores que habrán de estar muy presentes en el relato: Paulino Rivero y Suso Santana. El presidente fue providencial. Se convirtió en el interlocutor del futbolista en los días clave de la negociación, le dio tranquilidad y le contó el proyecto con pelos y señales. Entretanto, el de Taco le wasapeó y también le llamó durante el fin de semana. De lagunero a lagunero. "¿Dónde vas a estar mejor que aqui?".
Ángel asume un compromiso con el presidente. No es un asunto de dinero, tampoco de que igualen las ofertas de otros. Solo pide tiempo. Y le dice Ángel a Paulino que va a darle al club una respuesta definitiva el miércoles 21 para que así ambas partes puedan construir su futuro. Juntos o separados. Hay además un matiz adicional: los flecos podían negociarse luego, pero para tranquilidad de todos, la respuesta debía quedar clara ese día. "Era lo mejor para todos".
Entretanto, el club deja ir a Álex Millán, que era su plan B. Firma por el Real Oviedo. En la prensa asturiana cuentan que al Tenerife se le ha escapado. No es así. El club cree en Ángel y apuesta por Ángel. El miércoles es un día de muchos nervios. En las oficinas del Tenerife tienen la certidumbre de que el Espanyol le quiere y prevén anticiparse a que el club barcelonés haga una propuesta formal que de momento no puede enviar porque ni siquiera ha aterrizado en Cornellá su director deportivo (Fran Garagarza). "Si entra el Espanyol, estamos muertos". El mensaje es de Garrido, que decide pilotar personalmente la recta final de la negociación. Se la juega.
Por la mañana, el máximo accionista recibe una llamada que le permite ser optimista. "Me acabas de dar un alegrón", relata a un interlocutor. Por la tarde, en el club sospechan que si el Espanyol dobla las cifras del Tenerife, va a ser imposible convencer al futbolista. Pero Ángel quiere volver y le ha dado su palabra a Paulino. Es su agente, Eduardo Llanos, quien transmite a Garrido que aceptan venir. Hay que limar flecos. El año adicional (¿15 partidos o 20?) , las condiciones finales, los bonus por goles, el salario si se da el codiciado ascenso... Todo ello retrasa el cierre de la operación, que todavía sufre otra 'fake news' desde fuera. Igual que se conto que el fichaje estaba cerrado cuando aún la operación estaba en pañales, se publican unas cifras absolutamente disparatadas. Con todo, las conversaciones siguen su curso.
Paulino, Suso, Guerrero, Mauro, Ricardo y Garrido -las seis personas que participaron de la operación- pueden brindar porque lo han conseguido. Alguien del club recibe un encargo para anunciar el fichaje como se merece. Tampoco hace falta. Las cifras de venta de abonos se disparan y Santiago Pozas se las traslada al presidente. Ángel vuelve a casa.
