Sobre la próxima crisis con Marruecos
Santa Cruz de Tenerife
Si se cumple lo que dicen los sondeos ajenos al Gobierno, las elecciones las ganará el Partido Popular, que muy probablemente necesitará de Vox para poder gobernar. Núñez Feijóo declaró hace un par de días que su primera visita de Estado bien podría ser a Rabat. Lo dijo de una forma ambigua, sin comprometerse, ni asegurar una intención, que –en cualquier caso- debería ser refrendada por Marruecos. Pero esas declaraciones circulan ya por las redes sociales, traducidas al árabe. No son las primeras que se traducen al árabe: el PP lo hace con todo lo tenga que ver con el Magreb y diga Feijóo. Parece obvio que Feijóo hará todo lo que esté en su mano para evitar una crisis con Marruecos, al menos al inicio de su mandato.
La verdad es que lo tiene difícil: por motivos muy distintos, tanto el PP como Vox son más beligerantes con Marruecos de lo que ha sido nunca el PSOE. Para Vox, su nacionalismo hiperhormonado es poco compatible con la continua provocación antiespañola que Marruecos ejerce con Ceuta y Melilla, o en sus reivindicaciones de menor intensidad sobre Canarias. En cuanto al PP, el presidente Aznar fue el principal protagonista de la humillación de Perejil, cuando la armada española, en una de las reacciones diplomático-militares más sobredimensionadas que se recuerdan, desalojó del pedregal de Perejil a media docena de miembros de la Gendarmeríe que habían levantado la bandera del reino en el islote de soberanía española.
Pero la clave de lo que va a llegar en los próximos meses está en el hecho real de que -tras los acuerdos de aquella cena de final de Ramadán entre Sánchez y el rey-, la mayoría de los compromisos siguen sin cumplirse: no se han abierto las aduanas de Ceuta y Melilla, porque Marruecos considera que hacerlo sería reconocer la soberanía española; la delimitación de las aguas territoriales de Canarias y Marruecos sigue bloqueada, como todo lo que se refiere a la gestión coordinada del Espacio aéreo desde Las Palmas, cuya transferencia total exige Marruecos; las continuas referencias en la Asamblea marroquí de Ceuta y Melilla como ciudades presidio o plazas ocupadas se mantiene; como el bloqueo a los acuerdos pesqueros.
Sólo parece haberse cumplido con la reducción -a la mitad- de la salida de emigrantes, que aun así no evitan las brutales cifras de muertes en el trayecto atlántico que sacuden diariamente cualquier conciencia civilizada. Por eso hay que estar preparados. Marruecos y España viven una crisis permanente: volverán a surgir problemas con nuestro vecino en la próxima legislatura…




