Sobre el conflicto por la transferencia de Costas

Playa de Benijos (Cabildo de Tenerife) / Roger Méndez

Probablemente, la falta de sintonía entre el Gobierno de Canarias y el de la Nación en relación con el traspaso de competencias de Costas será el primer conflicto grave entre ambos Gobiernos. El traspaso de la totalidad de las competencias de Costas forma parte de los acuerdos firmados por el PSOE para lograr que Coalición apoyara la investidura de Sánchez, dado que es un asunto incorporado a la Agenda Canaria. Sin embargo, el Estado no parece nada proclive a ir más allá del limitado traspaso de funciones y servicios a Canarias, en materia de ordenación y gestión del litoral, aprobado a finales de julio de 2022 por el Gobierno de Sánchez, y que entró en vigor el uno de enero del año pasado, cuando Torres era presidente del Gobierno de Canarias.
Fue en mayo del año pasado cuando también arrancó –con bastante crudeza- el primer conflicto grave de interpretación, cuando el Gobierno regional, que entonces presidía Torres, reclamó repetidamente al ministerio de Transición Ecológica la devolución de los expedientes de extinción de la concesión de dos hoteles RIU –el Tres Islas y el Oliva Beach- ambos construidos en las Dunas de Corralejo, el parque natural de Fuerteventura.
Torres no es ahora presidente del Gobierno de Canarias, sino ministro de Sánchez, que parece decidido a ser ejemplar con RIU. Torres se descolgó hace unos pocos días con unas declaraciones en las que no sólo obviaba por completo su inicial posición favorable al conflicto de competencias, sino que planteaba que en la negociación del traspaso con el Estado se llegó hasta donde se podía llegar. Un cambio radical de posición entre lo que defendió como presidente y lo que defiende como ministro.
Y probablemente una provocación, en un momento complicado: dentro de muy poco comenzarán las negociaciones para sacar adelante los presupuestos generales del Estado, que deberían aprobarse en el primer trimestre de 2024. En ese contexto, un incumplimiento grave de la Agenda Canaria podría provocar situaciones a cara de perro, más cuando desde el Gobierno regional actual se plantea exactamente lo que se planteaba cuando Torres lo presidía.




