La trampa de las guaguas gratis: así se burla el mínimo de viajes exigido para el transporte público gratuito

Gran Canaria

El Gobierno de Canarias ha tomado la decisión de no exigir un mínimo de viajes para que los usuarios del transporte público accedan a la gratuidad del servicio. Sin embargo, la pelota está ahora en el tejado de los cabildos, que tendrán que decidir si mantienen ese mínimo o no. Los cabildos de las islas capitalinas están manteniendo un diálogo hasta decidir si finalmente optan por la gratuidad para todos los usuarios, o únicamente para aquellos que realicen un mínimo de viajes al mes. "En los próximos días tomaremos una decisión de común acuerdo", explica Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, que se inclina por mantener un mínimo para acceder al servicio. "Lo que se pretende es premiar al usuario habitual del transporte público", explica.

En opinión de Francisco Palero, presidente de la asociación de usuarios de servicios, la gente ha estado usando el mínimo de transportes con picaresca. "Hay gente que se pasea innecesariamente para cumplir la cuota de los quince viajes", explica Palero. "Las cosas no se pueden hacer a medias, o se hace la declaración de gratuidad o no se hace. Como consumidores nos parece positivo que se vaya a la gratuidad total", añade. "Los términos medios solo conducen a que haya todo tipo de picaresca. La gente se las apaña como puede para conseguir los quince viajes: con la foto o haciendo trayectos absurdos para llenar las guaguas innecesariamente", añade. Palero lamenta que, a consecuencia de ello, los datos de usuarios no se ajusten a la realidad.

La trampa del código QR para burlar el sistema

Hasta el momento, para acceder al transporte gratuito basta con demostrar que has llevado a cabo un mínimo de diez o quince viajes a lo largo del mes. En el caso del Tranvía de Tenerife o de los coches de Titsa, es el vehículo el que dispone de un código QR y el usuario el que lo lee con su aplicación. De este modo, basta con fotografiar el QR del vehículo, -que nunca varía-, para leerlo en casa o desde cualquier lugar. Para evitar esto, la empresa municipal de Guaguas de Las Palmas dispone de un sistema distinto. En el caso de la capital grancanaria es el usuario el que genera el QR y únicamente el vehículo el que dispone de lector, dificultando de este modo la posibilidad de burlar el sistema.

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Si bien es cierto que la mayoría de los usuarios usan la tarjeta, -y no el código QR-, abunda la piscaresca. "En el caso de Gran Canaria, el control lo lleva la autoridad única del transporte, cada vez que un usuario se sube a la guagua tiene que pasar su tarjeta por el lector. Los lectores solo están en las guaguas, es el usuario el que lleva un QR en el móvil, -y no el vehículo-, por lo que no puedes leer el código desde casa", explica Carlos Gómez, miembro del Sindicato Unificado de Guaguas. "Hay gente que se sube en una parada y se baja en la siguiente" hasta completar el mínimo de viajes, añade. "Todo el mundo sabe que hecha la Ley, hecha la trampa", concluye.

Datos pocos fiables y un negocio redondo

El Estado ha comprometido ochenta y un millones de euros para bonificar el transporte público en Canarias, y las instituciones del Archipiélago esperan más dinero para sostener el sistema. El año pasado tan solo en Gran Canaria el Cabildo se gastó más de setenta millones de euros en bonificaciones a las guaguas. "El Cabildo está teniendo que poner casi veinte millones para la política de bonos", explica el consejero de Movilidad del cabildo de Gran Canaria. Teodoro Sosa propone la justificación de alrededor de veinte viajes cada tres meses, como una forma de incentivar al usuario permanente, y al mismo tiempo, flexibilizar el uso a los usuarios no habituales.

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"No tiene lógica que los doce millones de turistas que llegan a Gran Canaria tengan acceso al transporte público, por lo que para obtener este bono hay que ser residente canario", añade Sosa. Además, en el caso de Gran Canaria las concesiones caducan el próximo año. La facilidad para trampear el sistema hace que los datos de viajeros no sean totalmente fiables, lo que convierte al transporte subvencionado en un negocio redondo para muchas de estas empresas. No en vano, ya hay operadores de guaguas peninsulares interesados en aterrizar en Canarias al calor del nuevo negocio.