Circo de cuarta categoría en el Congreso
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COMENTARIO CASTAÑEDA 11 ENERO
Hay gente a la que le encanta la política no por la finalidad de la misma, que debiera ser la prevalencia del interés común, sino porque disfruta muchísimo cuando la misma se convierte en un chiquero en el que resulta casi imposible encontrar algún sujeto sin mácula alguna.
De esa esencia procede el nacimiento de esa frase que se escucha tanto en los pasillos de la política y que se concreta en la expresión de “lo bueno de esto es lo malo que se está poniendo”.
Y eso es lo que está pasando en este país con la política y con la redacción diaria de su hoja de ruta, que se reduce la terrible y triste realidad de que el bien común le importa una higa a todos los que se mueven en torno a la política española.
Saturado de intervenciones parlamentarias en el día de ayer, y escuchando a los sesudos analistas de lo público, no dudo en afirmar que tenemos un excedente de hipócritas, que a la vez que simulan escandalizarse por el bochornoso momento que vive el circo de cuarta categoría en que se ha convertido la política patria; están gozando con el sufrimiento parlamentario de un gobierno central que está más hipotecado que una familia que percibe el salario mínimo profesional.
Los escucho y los leo, y me los imagino metiéndose a mansalva puñados de cotufas en la boca mientras asisten divertidos al caos político que vive España, y del que son responsables tanto los integrantes de un gobierno que ha firmado, por seguir en el poder, que por matar mató hasta a Manolete, y una oposición a la que le importa un pito el interés común y saliva viendo cómo a su oponente gubernamental no le ha dado tiempo de comerse ni un dulce de una boda, que en el mejor de los casos va a vivir cogida de la mano del divorcio de manera cotidiana.
No están locos estos romanos. Están locos los actores del teatrillo nacional político: unos por aferrarse al poder a toda costa, y otros por disfrutar del espectáculo de presenciar cómo arde un edificio en el que ocupan una planta superior, pero se muestran felices viendo cómo es pasto de las llamas la primera vivienda de esa comunidad, porque es en la que vive la familia a la que tanto odian.
Es algo así como darle gracias a los caníbales por meterte en un olla y calentarte el agua.
Me recuerdan a esa gente que graba a otra gente a la que está a punto de llevarse al mar y que gritan: “Están locos por ponerse ahí”; pero siguen grabando el vídeo para las redes, pero que no mueven un dedo por sacarlos del lugar de riesgo, ni por llamar a los servicios de urgencia.
Más falsos que un euro de chocolate.
Jueves, 11 de enero. Buenos días, Tenerife. Buenos días, La Palma.




