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Assalama: el último viaje a Tarfaya

Los restos del barco siguen encallados en la costa marroquí

Barco Assalama en Tarfaya, Marruecos / Desireé Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria

El barco oxidándose a pocos metros de la costa, embarrancado en una playa, soportando el embate de las olas, es el resto de la anterior ruta que comunicaba Puerto del Rosario con Tarfaya, al sur de Marruecos. En el interior del barco de naviera Armas siguen incluso los vehículos que nunca llegaron a la isla majorera.

Era el 30 de abril de 2008, víspera de festivo, cuando el navío salía del puerto marroquí con los pasajeros y su carga en el interior. Según relató la tripulación, un golpe de viento hizo que el casco chocara con el muelle creando una vía de agua que hacía peligrar la embarcación. Entre seguir adelante y hundirse en alta mar o encallar cerca de la costa decidieron poner rumbo a una zona arenosa de la costa, embarrancar y pedir ayuda. Los pasajeros relataban como los pescadores marroquíes salieron con sus pateras al rescate y llevarlos a tierra firma en lo que se montaba una operación de rescate. Solo cuatro personas fueron evacuadas en helicóptero, según los testigos.

Batalla por la indemnización

Lo que no pudo sacarse del barco era la carga, especialmente los vehículos. Olga era una de las afectadas y aquellos días explicaba que se desplazaba desde París donde vivía con sus hijos hasta Fuerteventura, uno un bebé de solo 3 meses, en un coche tras pasar por Agadir, y el objetivo era volver tras visitar a su familia. La compañía trasladó a sus clientes hasta El Aaiún para repatriarlos en avión, pero algunos se negaron a volver si no había garantías de indemnización de sus propiedades que seguían en el Assalama. Aseguraban que no tenían ni ropa, ni comida, y que incluso necesitaban un pediatra para los niños, pero solo les ofrecían un documento sin identificar quién lo respaldaba por la compañía naviera.

El tema llegó a los tribunales para la cuantía de las indemnizaciones, un trámite judicial que no se solventó hasta finales de 2015 cuando el Tribunal Supremo ratificó la sentencia inicial de la Audiencia de Las Palmas que eximía de responsabilidad a la tripulación del buque y que éstos tuvieron una actuación impecable al encallar en una playa sin riesgo. Se consideraba por tanto un accidente sin temeridad ni imprudencia grave, lo que rebajaba lo que debía de pagar la aseguradora. Consideraban que había medios de salvamento, una tripulación experimentada y que el capitán conocía el puerto ya que había realizado la ruta en 24 ocasiones.

En cuanto a la reacción del capitán al decidir encallar el buque para poner a salvo al pasaje, la Audiencia sentenció que fue “rápida, impecable, segura, guiada en todo momento por el objetivo de salvar en primer lugar a los pasajeros, después a la tripulación y posteriormente, y en último lugar, al buque”.

Los demandantes sostenían que el barco fue llevado a una playa y no de vuelta a puerto para no bloquear las instalaciones marroquíes, y acusaban de temeridad a Armas ya que, a su juicio, también faltaba personal en el barco para atenderlos y evacuarlos.