Sobre el primer decreto de reconstrucción de La Palma
EL ENFOQUE 18 ENERO
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El Parlamento de Canarias convalidó ayer, en un pleno extraordinario, el primero de los cuatro decretos para la reconstrucción de La Palma. La aprobación se produjo con el voto a favor de los partidos que forman el Gobierno más Vox, y la abstención del PSOE y Nueva Canarias. En la política actual lo que cuenta si estás en la oposición, es votar en contra de lo que propone el Gobierno. Socialistas y canaristas habían votado a favor del mismo texto en la Comisión parlamentaria que trató el decreto –la de Cabildos-, pero en el pleno se abstuvieron surrealistamente.Aunque no votaron en contra: hacerlo habría resultado muy difícil de vender en La Palma.
La palmera Alicia Vanoostende, ex consejera de Ángel Víctor Torres, afirmo que el decreto anula toda planificación urbanística previamente existente, no solo para la residencia habitual sino para segundas viviendas o vacacionales, incluso si esas viviendas destruidas habían quedado fuera de los planes de ordenación. Vanoostende consideró que esa decisión se debe a “la cultura del pelotazo propia de la derecha canaria”.
El argumento puede defenderse, aunque una cosa es decirlo y otra votar en contra. Pero si hay que buscar defectos al decreto –y yo creo que alguno tiene- no es por lo que Vanoostende censura, sino justo lo contrario, por facilitar por la vía de compensación los reasentamientos en la zona arrasada. Es verdad que es difícil enfrentarse al deseo de centenares de familias de volver a residir donde estuvieron sus casas, aunque sea unos metros más alto, y es ciertamente poco probable que en un tiempo próximo –no geológico- vaya a producirse una nueva erupción en la zona. Pero no es imposible. La consejera Barreto dijo dramáticamente que –aunque no puede saberse dónde y cuándo se producirá una nueva erupción y cuál será su dimensión- “la habrá”. Es cierto: habrá nuevas erupciones, aunque con un poco de suerte a lo mejor nos cogen calvos del todo a los que hemos vivido ésta. Entre el pesimismo y el realismo, si llegaran nuevas erupciones, quizá habría sido inteligente desincentivar el construir justo en el camino de la lava reciente.