Sobre la necesidad de consenso
Tras seis años de militar en la polarización y la crispación, una amplísima mayoría de diputados eliminó ayer la terminología casposa que anida en la Constitución (casi medio siglo no pasa en balde) y Sánchez y el CIS descubren que hay que trabajar desde el consenso, porque es lo que quieren los españoles y porque desde el consenso se logran los mejores resultados. Sánchez y el CIS tienen razón: hay que desinflar este souflé insano, relleno de inquina y putiferio, y hay que hacerlo antes de que resulte imposible. Es curioso que el presidente descubra que somos mejores cuando logramos entendernos, después de cinco años de provocaciones innecesarias a la derecha social y emocional, después de gobernar con Podemos y entregarles el corazón del Estado y después de poner en almoneda lo que queda de país para sobrevivir en Moncloa. Me preguntó porque no lo pensó antes. Y me respondo que antes no tuvo ninguna necesidad de aceptar que el país somos todos, no sólo los suyos. Y ahora, cuando una parte de sus socios lo colocan ante el disparadero de violentar todas nuestras normas de convivencia o perder el Gobierno, es cuando descubre el valor del acuerdo y el consenso.
Me alegra que se haya dado cuenta. Y por el bien de todos, espero que no sea ya tarde.




