La soledad: el nuevo elefante en la sala de los jóvenes canarios
Con el auge de las redes sociales ha aumentado la individualidad en los jóvenes, así como el aislamiento social
La soledad: el nuevo elefante en la sala de los jóvenes canarios
03:48
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1708699357381/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Santa Cruz de Tenerife
Según el reciente estudio sobre juventud y soledad no deseada en España. La soledad es un miedo al que se enfrentan actualmente el 40% de los jóvenes en nuestro país, y estas cifras se trasladan al archipiélago. Donde entre las causas principales destaca el riesgo a exclusión social, el acoso laboral y escolar, la percepción física o la salud mental.
Así, el 77,1% de los entrevistados en este estudio afirman conocer a otras personas de su edad que puedan sentirse solas sin desearlo. En cuanto a la intensidad y peores momentos de soledad, el 71,4% de los jóvenes que se sienten solos manifiestan sufrir este problema "con frecuencia" y el 30,5% lo acusan sobre todo por las noches.
Además, este asunto afecta a más a mujeres (31,1%) que a hombres (20,2%), sobre todo a jóvenes de entre 22 y 27 años, coincidiendo con la etapa de finalización de los estudios universitarios, un periodo marcado por una intensidad en cuanto a los planes sociales.
Aislamiento fomentado por las redes sociales
Con el auge de las redes sociales cada vez son más las personas que pasan un mayor número de horas consumiendo contenido a través de la pantalla, una paradoja en donde aumenta la conectividad al mundo virtual a la vez que nos alejamos del mundo real.
En Radio Club Tenerife hemos salido a la calle para contrastar estos datos y preguntar a los jóvenes de las islas cuales son los problemas que tienen que afrontar en su día a día.
Jaime, un joven estudiante de cuarto curso de sociología de la Universidad de La Laguna dice que ahora las nuevas generaciones tienen un enfoque distinto de la vida, donde los jóvenes se preocupan de su entorno social más que antes: “Incidimos más en nuestra salud mental y le damos más importancia a quedar con nuestros seres queridos”.
Las publicaciones mostradas en las redes sociales pueden afectar la percepción de la imagen propia, perjudicando nuestro nivel de autoestima. Además, la comparación constante con otros perfiles puede promover conductas de deseabilidad social.
Marina, opositora de 26 años a la administración pública cree que puede haberse generado una expectativa de cómo debe ser la vida social y que eso afecte gravemente a muchas personas detrás de la pantalla: “La gente en Instagram cuelga sus momentos felices y tú no tienes cinco, seis y sietes días en semana para hacer planes sociales. Hay días en los que tienes que trabajar, estudiar o simplemente estar tranquila y este tipo de estímulos virtuales pueden hacer que la perspectiva de cómo debería de ser una vida social genere frustración”.
Trabajar la soledad como oportunidad para conocernos
Pero, hay que aprender que esto es solo un acto reflejo y abrazar la soledad como una oportunidad para conocernos a nosotros mismos. José, un joven entrenador de baloncesto en equipos juveniles reconoce que los jóvenes de hoy en día no sabemos gestionar la soledad: “Hay que aprender a gestionar el equilibrio de las cosas. Parece que no sabemos no hacer nada y queremos producir en todo momento. Tenemos que hacer planes y estar a tope siempre para sentirnos realizados”.
Marina, estudiante del máster de profesorado y dependienta en una multinacional textil celebra el hecho de que en las redes aparezcan movimientos en los que se empieza a beneficiar el espíritu crítico ante la marea productiva y de positividad tóxica a la compañía perpetua: “hay gente que no es healthy todos los días, mucha gente que no ve a sus amigos todos los días y que está harta de que le vendan esa realidad sobredimensionada de lo que es la felicidad. Al final dos fotos no te hacen más feliz.”
La clave de la felicidad
Robert Waldinger, director del mayor estudio sobre felicidad humana que comenzó en los años 40 dice que el componente social y presencial es fundamental para la felicidad del ser humano. Por lo que, no hay ningún teléfono de alta tecnología, una foto en Instagram o nueva serie en las plataformas digitales que suplan el calor de una mirada a los ojos o un abrazo que a veces puede ser muy necesario.