Los exorcistas de Vegueta: el oscuro negocio de la Iglesia con el demonio

Las Palmas de Gran Canaria

El Obispado de la Diócesis de Canarias ha decidido ampliar sus servicios de exorcismo en las islas con el nombramiento de dos curas en Gran Canaria. uno de ellos es Miguel Antigua, de 73 años, párroco de la iglesia de San Agustín, en pleno caso histórico de Las Palmas de Gran Canaria, el otro sacerdote designado para estás prácticas es Higinio Sánchez, de la parroquía de San Rafael Arcángel, situada en la localidad de Vecindario, en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tirajana. Según recoge la información de Guillermo Vega en el periódico El País, es "una práctiva normal, recogida en el Derecho Canónico.

En la vecina isla de Tenerife, ya practicaba estos ancestrales rituales de la Iglesia para liberar el demonio a aquellos que están poseídos. Es la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, el municipio trístico de Los Cristianos, que ofrece en su multilingüe página web servicios de exorcismo a los feligreses. Quienes deseen “orientación espiritual al respecto” han de contactar con el párroco, José Estévez, quien a su vez derivará la cita al sacerdote exorcista, don Pablo.

Sobre estas prácticas en la iglesia católica hay un gran hermetismo. De hecho, el rotativo lamenta la falta de transparencia por parte de la institución religiosa sobre estos nombramientos o este ritual en las islas. No fue posible hablar con el obispo de Canarias; Miguel Lantigua, sentado en su despacho de la centenaria parroquia, levanta sus hombros educadamente cuando se le pregunta tanto por el porqué de su designación, como por su experiencia o formación para el cargo o incluso su opinión al respecto. El único que se atrevió a hablar con El País fue Higinio Sánchez, más cortante ―aunque igualmente suave en las formas― y se limita a levantar a mano y a negar con la cabeza antes de cerrar la puerta de la residencia parroquial, en una plaza en pleno centro de la localidad. Don Pablo, el sacerdote encargado de esta práctica en Los Cristianos, se muestra igualmente implacable: “Con sumo respeto, oferta rechazada. Gracias”, responde por Whatsapp. Tampoco accede a participar el que es considerado el rostro más visible de esta práctica en España, el sacerdote y escritor José Antonio Fortea, rechaza por correo electrónico hacer cualquier tipo de comentario. ”Se me ha ordenado que no conceda ninguna entrevista”, asevera vía correo electrónico, y emplaza a consultar su prolífica bibliografía sobre el tema, disponible de forma gratuita en su web.

Tampoco hay datos sobre estas prácticas.  “Los exorcismos que se llevan a cabo”, asevera, Rafael Hernández Urigüen, doctor en Teología, licenciado en Filosofía y Letras y exprofesor de la Universidad de Navarra., “son encomendados por equipos interdisciplinares, estudiando bien el caso para determinar posibles problemas psicológicos y cuentan con el permiso del obispo. Una vez hechos, estos permisos se guardan en los archivos secretos de los obispados. No se revela dato alguno para evitar el exhibicionismo o el espectáculo y por salvaguardar al máximo la privacidad del afectado”.

En el seno del clero estos asuntos se llevan con mucho sigilo. El periódico logró contactar con un  un sacerdote grancanario que bajo anonimato admitió “nunca se nos comunican este tipo de asuntos, apenas se nos consulta” y relató un caso en los setenta de una mujer que provocó un incidente en una iglesia en el barrio de la Isleta. “Nos juntamos varios sacerdotes a rezar toda la noche, aunque tampoco tengo claro que fuese una posesión o más bien un tema psicológico”.