Opinión

Oliva Beach: una cuestión de valores, no de competencias

Los hoteles Tres Islas y Oliva Beach, gestionados por RIU en las Dunas de Corralejo (La Oliva, Fuerteventura) / Getty Images

El hotel Oliva Beach va camino de la demolición, si la Justicia no lo impide. Su continuidad pese al incumplimiento por parte de la cadena hotelera de los terminos de la concesión, al ocupar más espacio de dominio público del que ya invadía desde su construcción, está produciendo una situación esperpéntica en Canarias.

Por un lado tenemos un Gobierno, presidido por un nacionalista, que recurrirá la decisión del ministerio de Transición Ecológica. Anteponiendo así el interés particular de un grupo empresarial mallorquín al interés general de Canarias de recuper uno de los pocos espacios dunares que existen en el mundo.

El anterior presidente canario, socialista, compartía la misma posición... hasta que llegó a un ministerio y entendió las razones de su compañera de partido y de Gobierno de España, Teresa Ribera, la titular de Transición Ecológica. ¿Quién nos iba a decir que sería el Estado y no Canarias quien defendiera el valor de nuestro propio territorio?

El asunto está, por último, judicializado. Porque RIU sostiene que es una guerra de parte del Gobierno estatal contra su grupo. Ni se pronuncia sobre sus incumplimientos, manipulando además a los trabajadores a los que dice defender.

La capacidad de presión del poder económico sobre los gobiernos es, sin duda, uno de los desafíos de nuestra democracia. El problema no es por tanto competencial, sino de principios y valores.

Lo demás es, como cantaba Sabina, ruido y ruido. ¡Demasiado ruido!