Canarias, la cuna de los kebabs y los 24 horas de España

Las Palmas de Gran Canaria

Cuando Lidl o Mercadona le vieron potencial a Jinámar (Gran Canaria) para establecer sus supermercados, Domingo Espino ya lo había hecho 28 años antes. Este pluriempresario, "nacido en el seno de una familia humilde", desembarcó con el primer 24 horas de España en este barrio ubicado entre Telde y Las Palmas de Gran Canaria. Y lo hizo mientras los banqueros le insistían en que abandonara la idea y que invirtiera mejor "en Siete Palmas", que estaba empezando a despegar. Pero quien acaba de ser galardonado por el Cabildo con el Roque Nublo al ámbito turístico no se dejó convencer.

"Me fue muy bien con la marca Sub24. Tanto, que se lo acabé vendiendo al panadero del barrio, que hacía 10.000 panes cuando nosotros en la tienda elaborábamos 15.000", ha recordado Espino en una entrevista en Hoy por Hoy El Drago con Evaristo Quintana donde ha hecho balance de su amplia y variada trayectoria profesional, que bien le han valido esta condecoración de la institución insular. "Estoy orgulloso de que me hayan reconocido en mi tierra, pero sobre todo de que me lo hayan dado en vida porque ¡mira lo que le ocurrió a Manolo Vieira!", ha señalado.

El rey del kebab

Pero Espino no sólo tiene a sus espaldas el haber sido el precursor de los 24 horas en España, también el de uno de los establecimientos de comida rápida más demandados. Y es que en Canarias no sólo arrancaron estas primeras tiendas que abren sin descanso, sino que el Archipiélago también fue el lugar de nacimiento de la primera franquicia internacional de kebabs. Así, en 2003 abre en la isla el primer local de Abbasib Donner Kebab (ADK), una marca que no ha parado de expandirse por el continente y que también tiene sabor canario porque "su socio es Capisa", la fábrica líder en el sector de la alimentación de ganado.

Sus apartamentos, cobijo para migrantes

En Canarias diríamos que Domingo Espino le pega a todo. Pero, aunque tiene décadas de trayectoria empresarial, muchos le conocen por el papel que jugó con sus establecimientos turísticos durante la crisis humanitaria de Arguineguín en 2020. En ellos alojó a decenas de migrantes cuando los hoteles estaban cerrados a cal y canto por la pandemia del Covid. Tras llegar a un acuerdo con los Ministerios de Interior y Migraciones, atendió en los apartamentos Vista Flor a los supervivientes de la ruta canaria entre las críticas de algunos compañeros del sector. El transformar temporalmente su actividad le llevó, además, a ser reconocido con la Distinción de la Inclusión y de las Migraciones en Canarias. Pero, a pesar de la importancia de este premio nacional, reconoce que le hace más ilusión el del Cabildo porque "es diferente, es tu tierra".

Muchos de los grandes eventos que se organizan las Islas también tienen el sello de Espino: Timbachata, Maspalomas Cup o la Liga Promises, el segundo deportivo más visto del mundo después de la Superbowl. Pero para llegar hasta aquí, empezó "descargando sacos de escayola con 14 años" hasta que el destino le llevó a la compañía hotelera que ahora dirige con el nombre del grupo Lojman Resort. "Llegué como jefe de compras sin saber lo que era una gamba, pero en tres meses aprendí tanto como todos los que sabían allí", cuenta.

Pero a este visionario de los negocios que, "muchos ha creado por necesidad", aún le queda por emprender, además de sueños por cumplir. "Tengo una ilusión, la de montar un centro de estudios para transmitir a la gente la forma de buscarse la vida, que no es otra que la constancia", sentencia.