Santa Lastenia primaveral
Nadie dice nada y todos andan callados a la zorruna, pero yo estoy plenamente convencido de que detrás del cambio de horario primaveral, se esconde una trama mundial que tiene como objetivo acabar con los ciudadanos que sufrimos algún tipo de aluminosis física o mental.
Vamos, que milito en el colectivo de los que nos sentimos como si nos estuviésemos arrastrando porque los pies y la cabeza nos pesan como cinco bolsas de Cementos Teide sobre los hombros.
Aquí está pasando algo raro que no creo que sea astenia primaveral, pero que sí parece estar más cerca de una “Santa Lastenia Primaveral” que afecta al coco y a la carrocería.
En otras palabras, pertenezco al grupo de los que tienen el mondongo revuelto por esta especie de círculo vicioso que nos acompaña día a día. Y es que en este país el desencuentro es tal, que ni las administraciones públicas son incapaces de ponerse de acuerdo para decidir dónde o no se debe y puede jalar un cigarro, y qué habría que hacer de forma conjunta para evitar el consumo del tabaquismo más allá de esas fotos de las narices que aparecen en las cajetillas de tabaco que le revuelven las tripas más a los no fumadores que a los que fuman más que un carretero.
La primavera ha llegado, todo el mundo sabe cómo ha sido, pero no hay manera de que entren por surco algunos cachos de animales... Ahí están, fajados, por ejemplo, con la manifestación del 20 de abril discutiendo si la convocan lobos con pieles de cordero, o si está siendo atacada por los poderes fácticos que mueven todos los hilos de estas Islas, verdes o volcánicas rudas, conquistadas por las mafias especuladoras .
El cambio de horario y esta primavera “typical,” con perdón, y tropical, nos tiene donde siempre: en el hastío de situaciones que se repiten más que las consecuencias de una hartada de mojo de cilantro y que son la foto fija de una sociedad cuya mitad desconfía de la otra mitad.
Un territorio en el que los ofendiditos brincan porque la exministra Carmen Garmendia afirma que los incentivos fiscales no dan por si solos para nuevas inversiones en Canarias, sino que además hay que fomentar más la cantera del talento y, claro está, la traducción simultánea es que nos está llamando tollos y tornillos de roscachapa.
"Garmendia al paredón", gritan, pero nada dicen de la ministra Elma Saiz que tiene el cuajo de afirmar que España es un ejemplo mundial de acogida del fenómeno migratorio.
Mándense una papa.
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