En Gran Canaria puedes comer con El Quijote

Migas manchegas, sopas de ajo o perdices escabechadas son algunos de los platos que el Restaurante Grill Sibora, en Fontanales, ha incorporado a su nueva Carta Gastronómica Cervantina. Se trata de un acto más de los que se están desarrollando en la Villa de Moya para entrar en la red de ciudades cervantinas. Este municipio de Gran Canaria lleva años realizando actividades para poner en valor la figura de este novelista universal y esta es la última de ellas.

En este restaurante han creado una propuesta gastronómica única, que combina la cocina con la Historia. Con una carta que transporta en el tiempo, el local ha fusionado platos tradicionales de las islas con referencias a la época de Cervantes y El Quijote. El menú, eso sí, debe reservarse con antelación. Y puede disfrutarse en formato degustación o al completo. Para aquellos que se pregunten qué podía comer el ingenioso hidalgo, sepan que la carta contiene como entrante, unas migas manchegas y berenjenas con queso; de primero, sopa de ajo y olla podrida; de segundo, caldereta de cordero, duelos y quebrantos y perdiz escabechada; y de postre, torrija. Todo, regado con vino de Valdepeñas, chupito de aguamiel y café.

Aunque a priori no parezca apto para todos los paladares, la olla podrida es un guiso tradicional, presente desde la Edad Media y similar al cocido, que tiene como ingredientes principales las alubias, embutidos, carne de cerdo y verduras. Por su gran contundencia, se suele degustar en invierno durante los días de frío. Y en la novela de Cervantes es el escudero Sancho el que hace referencia a este plato, que gozó de gran éxito durante el siglo de Oro: "aquel platonazo que está más adelante vahando me parece que es olla podrida, que por la diversidad de cosas que en tales ollas podridas hay, no podré dejar de topar con alguna que me sea de gusto y provecho", decía.

Los duelos y quebrantos también son desconocidos para los comensales canarios, aunque es el plato con más renombre en la literatura española. Ya en su primera página Cervantes daba de comer a El Quijote este plato a base de huevo, tocino, chorizo, ajo y cebolla: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, alarga antiguas, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados…”, contaba.

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Para presentar esta innovadora carta, el Restaurante se convirtió en una efímera sala de teatro gracias a los alumnos de la Escuela Municipal, que realizaron una representación de la obra.