La paradoja canaria

Canarias, territorio paradójico. Nos enzarzamos en la fundamentada discusión de la superpoblación que va camino de hacernos salir a la calle en literas para ocupar menos espacio, mientras 47 municipios de nuestra tierra, carentes de recursos para hacerlo, se muestran incapaces de detener la hemorragia constante de pérdidas de habitantes.

Es decir, petados por un lado y más que holgados por el otro. De ahí, que me parezca interesante la iniciativa del Gobierno Autonómico de intentar hallar soluciones al vaciado de los municipios que pierden vecinos de manera alarmante y permanente.

Claro está, que las dudas nos acompañan en lo que respecta al logro final que se persigue, que no es otro que el de convertir en lugares globalmente atractivos estos municipios para detener el éxodo permanente de sus vecinos que especialmente protagonizan las generaciones más jóvenes.

Las dudas que nos acompañan no constituyen postura crítica alguna sobre la convocatoria realizada por el Gobierno de Canarias a los 47 alcaldes y alcaldesas de los municipios cuya demografía se encoge a velocidades de vértigo, sino que las mismas surgen porque de tal encuentro las soluciones elaboradas y propuestas son coincidentes y de puro sentido común.

Aumento de la riqueza sostenida en el crecimiento del empleo, reforzamiento y creación de los servicios sanitarios, educativos, sociosanitarios, desarrollo de infraestructuras, recuperación e incentivo de la agricultura, desarrollo de la conectividad digital, mejora de la movilidad, y otras actuaciones, configuran la hoja de ruta coincidente a seguir para recuperar el crecimiento poblacional.

El problema que se nos antoja está en cómo acometer todo eso, cuánta dotación económica requiere un objetivo de tales dimensiones, cuánto tiempo se empleará en alcanzar los primeros objetivos y si el éxito total de tal empresa es posible.

No se trata de sembrar desaliento, pero las raíces con la patria chica se cercenan cuando no hay vivienda, el desempleo es creciente, los servicios básicos te cogen lejos del lugar en el que vives y no vislumbras futuro para tus hijos. En tales circunstancias, el ADN sentimental no es raíz suficiente para atarte a la tierra que te ha visto nacer y crecer.

Ojalá, que en esta ocasión las pretensiones se conviertan en realidades.