La mujer, siempre la mujer
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La mujer. Siempre la mujer
Ya lo dice la añeja sentencia: “La mujer del César no solo debe ser honrada sino además parecerlo”.
Lo cierto es que en todo el entramado en el que se intenta meter a la esposa del Presidente Sánchez en la nebulosa del tráfico de influencias, a la cónyuge de La Moncloa no se le ha escuchado decir ni media.
Es más, en esta pestilente maniobra en sus formas, se ha llegado a sobrepasar el ámbito de la vida privada del matrimonio que ocupa La Moncloa, deslizando una serie de rumores trufados de la maldad de los que acosta de la obsesión de derribar a Pedro Sánchez de la presidencia del Gobierno, no han dudado en dejar caer insinuaciones que cuestionan la estabilidad matrimonial de los perseguidos por parte de los desesperados por descabalgarlos del poder a toda costa.
Esto es lo que hay y esto es lo que se viene. Esa es la forma de actuar de estos sujetos que portan unos valores de cartón piedra tan fáciles de ser comprados por una ciudadanía harta de pasar estrecheces y desafecta casi por completo de la política.
Y para fin de fiesta, el mitin en Madrid de la musculada extrema derecha europea se catapulta en el trampolín del odio con la intervención del populista presidente de Argentina, Javier Miley, que para alborozo y júbilo de los presentes, se ensañó con la esposa de Pedro Sánchez a la que calificó de Corrupta.
A mi todo esto, aparte de vergüenza , me genera asco, y con la imagen de Santiago Abascal aplaudiendo a brazo partido el calificativo proferido por el mandatario argentino, me sigo preguntando qué hace el Partido Popular acompañando en el viaje político a estos trabuqueros de la España mental profunda y este fin de semana reforzados por un peligro público salido de las urnas como es el presidente argentino, cuyas políticas son un claro aviso de los que desean sus correligionarios españoles para la ciudadanía de nuestro país.
No todo vale, y la mujer. Otra vez la mujer, se convierte en el camino más corto y la diana más vulnerable para alcanzar el poder , porque aquí hace ya tiempo todo vale.
