Opinión

Fuegos de artificio

COMENTARIO CASTAÑEDA 21 MAYO

02:38

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La autoridad competente o incompetente según se mire, conoce los datos, pero los situamos en el escaparate radiofónico por si se obra el deseo y milagro de que un día aparezca un grupo de seres de origen desconocido capaz de convertir lo que se anuncia a bombo y platillo en la realidad contante y sonante.

Eso, sonante sobre todo, para que las palabras se conviertan en hechos, y los hechos en papeles y monedas capaces de llegar a esa multitud de personas que esperan que lo prometido se convierta en palpable verdad.

Porque los datos son tozudos como lo es la propia realidad, y ahí, grabado a fuego que calcina a los más vulnerables, aparece la incuestionable verdad de que el cacareado Ingreso Mínimo Vital solo llega al 8,3 por ciento de la población bajo el umbral de la pobreza en Canarias.

Así lo denuncia la Asociación de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, que le pone, o le debería poner la cara colorada a la Administración del Estado, porque transcurridos cuatro años desde la implantación del Ingreso Mínimo Vital su implantación en el territorio nacional supera ligeramente el 12 por ciento y en Canarias alcanza el mencionado 8,3 por ciento de marras.

La política española no cambia: los titulares de las apuestas para combatir la pobreza equivalen a la efímera luminosidad de los fuegos de artificio que unos segundos más partes quedan diluidos en la oscuridad nocturna.

Con el Ingreso Mínimo Vital llueve sobre mojado. La primera puesta en escena resultó decepcionante por el corto recorrido del mismo, y reconocido el error de este recurso social bautizado de manera rimbombante como La Vacuna contra la Pobreza, el Gobierno Central se fijó como objetivo alcanzar los 850.000 beneficiarios, y otra vez “leche cacharro”. El objetivo marcado quedó más lejos que la portería rival a los futbolistas del Tenerife.

Y todo es debido, según la Asociación de Directores y Gerentes al laberinto burocrático en el que se empantanan las ayudas sociales que se anuncian como el maná persistente.

Se me ocurre pensar que los diseñadores de estos recursos sociales se inspiran en “El Laberinto del Fauno”. Por falta de imaginación que no sea.

 
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