Sobre la democratización de los beneficios del turismo
EL ENFOQUE 25 JUNIO
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La proliferación de viviendas destinadas a alquiler turístico ha significado –además de una reducción importante de la oferta residencial, y el aumento de las molestias que supone soportar a cada vez más turistas pululando por todos lados- la democratización en el reparto de los beneficios del turismo, haciendo que la riqueza que el sector produce llegue a muchos pequeños propietarios, mucha más gente favorecida por el maná que antes de que los hoteles y aparthoteles fueran la única opción de hospedaje para el visitante. Hoy son decenas de miles las personas que reciben una parte de la tarta que supone el turismo, gente que rentabiliza una inversión familiar y obtiene un beneficio muy superior al que obtendría con alquileres residenciales. Eso reduce los dineros que llegan a la gran industria hotelera, hasta el extremo de que ya son muchas las empresas hoteleras que han decidido controlar vivienda vacacional.
En Canarias la oferta es de nada menos que 55.000 viviendas, de las que –según datos del propio Gobierno regional- la mitad son gestionadas por personas que poseen únicamente una instalación en propiedad. El resto, estaría en manos de personas o entidades que poseen más de una, y de esas más de la mitad de las camas –cerca del sesenta por ciento- estarían gestionadas por empresas. Extraño sería que un sector hotelero que se queja de la competencia desleal de ciudadanos privados, no haya caído inmediatamente en la tentación de meterse en el negocio. No suele haber muchos empresarios que le hagan ascos a ganar dinero haciendo lo que hace la competencia.
La cuestión es por dónde empezar cuando se trata de limitar el impacto de la vivienda destinada a uso turístico en el alquiler residencial que es el objetivo declaradode las decisiones restrictivas que se comienzan a aplicar por toda la geografía nacional, y que pueden llegar a tener un impacto económico importante en muchas economías domésticas. Lo razonable, piensa uno, sería empezar por las grandes concentraciones de propiedad, no por los pequeños propietarios. A fin de cuentas, a quien va a beneficiar más la medida de reducir la vivienda vacacional es a los hoteleros. Pero a ver quién le pone el cascabel a ese gato.