Paula Arrondo, la 'matrona' tinerfeña de los caballos olímpicos: "Cuando ves a un potro moverse puedes saber si hay talento"
La veterinaria, residente en Inglaterra, explica cómo es su trabajo como experta en reproducción equina y la importancia de la "línea genética" de los caballos que se convierten en campeones mundiales o de los Juegos Olímpicos
Paula Arrondo, la veterinaria de Tenerife que 'trae a la vida' a los mejores potros de competición del mundo
15:32
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1723630679017/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Santa Cruz de Tenerife
Paula Arrondo vive a caballo entre su Tenerife natal y el condado de Sussex. Precisamente, es ese lugar al sur de Inglaterra donde trabaja y practica- se podría decir- la disciplina del potro olímpico. Pero a diferencia de las gimnastas que han competido en Paris 2024, Paula no es capaz de dar dos volteretas en pica tras hacer un kip sobre el caballete. Tampoco da nombre a ejercicios complejos y únicos, como sí ocurre con la actual campeona olímpica Simone Biles. Paula es veterinaria por la Universidad de Zaragoza. Y, curiosamente, está especializada en la reproducción equina. Por lo que sus manos, son las primeras que tocan a esos potros que, con los años, se convierten en campeones mundiales u olímpicos.
Esta tinerfeña, cerca de la treintena, se mudó a Inglaterra en el año 2020, prácticamente antes de la pandemia. Fue una decisión motivada por el mercado laboral. Durante sus estudios en la Facultad de Veterinaria descubrió que la reproducción de los caballos sería su campo. Un trabajo que en España, acorde a sus propias palabras, "es muy difícil". "Aquí tenía un poquito más de futuro", precisa Paula. Sussex, junto a otras zonas de los Midlands, son el epicentro de la cultura ecuestre mundial. Los purasangre de carrera, apunta, son más comunes en las áreas centrales de Inglaterra, pero los caballos de doma y salto, abundan más donde vive actualmente.
"Hay muchos caballos, es un sitio donde tienes todas las oportunidades que quieras", apunta 'Pochi' -como la conocen en su entorno más cercano-. Lo cierto es que, esta tinerfeña ha recorrido el mundo movida por su pasión. Además de Latinoamérica, Paula trabaja en Australia, ya que, como curiosidad, los caballos solo se reproducen en las estaciones de primavera o verano. "En Inglaterra no podemos hacer mucho durante el invierno así que los veterinarios nos vamos al hemisferio sur, allí estuve en un club de polo, es un lugar increíble", recuerda.
Por tanto, los caballos son animales cíclicos estacionales. "Todo tiene que ver con el tiempo de luz, los caballos entran en anestro, los ovarios no producen folículos, entonces es en verano primavera cuando más trabajo tenemos", explica la experta. Pero, al mismo tiempo, influye el tipo de caballo. Por ejemplo, tal y como explica en la antena de Radio Club Tenerife, los de carrera "necesitan más luz". "En ese caso lo hacemos hasta tres meses antes, los potros nacen en febrero o enero, se intenta que sea lo antes posible, compiten con los de su mismo año, un potro de enero será mejor que uno de junio, en Australia sería en agosto", precisa.
Fecundación de caballos
Perfiles como el de Paula están muy demandados. El modus operandi es el siguiente. Cuando un caballo llega, por ejemplo, al Grand Prix o a los Juegos Olímpicos, cuando consigue una plaza en una competición de relevancia, los clientes contactan con ella. "Es entonces cuando vemos la posibilidad de fecundar a esas yeguas o de usar un caballo como semental, obviamente esos potros pueden costar una fortuna, se mira mucho la genética, lo es todo y está todo estudiado para hacer campeones", explica la veterinaria. De hecho, "un caballo que se ha puesto muy de moda", tras ganar varias competiciones es el Ermitage Kalone, cuyo precio podría rondar "hasta los 200.000 euros".
La ventana de los viajes | Rutas a caballo por los montes de España
15:18
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1712326941690/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Principalmente, Paula trabaja con caballos dedicados al salto y a la doma. La experiencia le permite saber, incluso solo con mirarlo, si puede "haber talento". Aunque la condición de caballo vencedor dependerá de su línea genética e incluso de lo que llaman como el fenotipo. "Nos referimos al entorno, a quien lo va a entrenar, quien lo va a montar", apunta. De hecho, tilda como clave el vínculo que existe entre el animal y los jinetes. "A veces hay conexiones mágicas, da igual quien monte el caballo, no compite de la misma forma con uno o con otro", comenta.
"Lo más bonito de todo es el parto"
Sus clientes quieren, por tanto, potros que nazcan de yeguas y caballos ganadores de mundiales o pruebas olímpicas. Así que a Paula le toca analizar si cabe la posibilidad de que la reproducción sea posible y de hacer seguimiento de todo el embarazo, en el caso de los caballos, de once meses. "Hacemos ecografías, informamos de los embarazos y algunos se echan a llorar, es emotivo, la cría no es barata, pero lo más bonito es el momento del parto". Señala que la mayoría de estos son de noche, cuando las yeguas gozan de más tranquilidad, por ello, debe hacer guardias de madrugada. "tenemos poco tiempo, si el potro no sale en media hora, tenemos un problema, entran en hipoxia y las probabilidades de que nazcan son poquitas", lamenta.
Sobre las lesiones de los caballos, explica que "se lesionan muy fácilmente, sobre todo cuando están sometidos a presión en las competiciones". De hecho, "hay ciertas facturas que a lo mejor les permite competir, pero no a tan alto nivel, hay otras que son irreparables como fracturas del fémur por las que se tiene que efectuar la eutanasia". "Los caballos te lo pueden dar o quitar todo", comenta no sin cierta tristeza. Como dato, las yeguas pueden tener hasta 15 potros en su vida, y a la semana del parto, pueden ser fecundadas de nuevo, aunque no es lo recomendable dado el descanso que recomiendan los veterinarios- y que en ocasiones no entienden los clientes-.
Pese a las malas experiencias, recuerda con cierto humor un momento que vivió durante su etapa de veterinaria en formación. "Estaba en el hospital, odiaba hacer las anestesias, era un 95% de aburrimiento y lo restante de adrenalina, lo pasaba mal y una vez tuve un caballo que casi salta de la mesa en plena cirugía y casi me matan los cirujanos, no era divertido, luego se reían de mí, era duro", narra entre risas.
Tragedia en el hipódromo: el caballo del rey arrolla a la sufragista Emily Davison
13:44
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1717515809886/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>