El juego de la oca

Viene Feijóo a Canarias y para alivio de muchos lo hace sin estar cogido de la mano de Santiago Abascal.

Hago esta afirmación porque al presidente del Partido Popular hay días en los que le afecta el siroco, y se descuelga con unos discursos en materia de inmigración que dejan a Vox más a la izquierda que el Partido Comunista de las tierras de España.

De corazón deseo que el encuentro de Feijóo con el Gobierno de Canarias resulte fructífero, porque a mí, como a ustedes, lo que me preocupa es la situación y el futuro de los menores no acompañados acogidos en nuestra tierra.

Los intereses y las estrategias partidistas de las distintas formaciones protagonistas en la cuestión migratoria han evitado un acuerdo que hace tiempo debió alcanzarse por puras razones humanitarias.

Al margen de lo que piensen los políticos y sus asesores respecto al posicionamiento de los ciudadanos en lo que atañe al flujo migratorio que sufre Canarias, la gran verdad es que la mayoría de la gente no sabe cuáles son las razones de fondo que impiden que se alcance un acuerdo en esta materia.

A la gente solo le llega el ruido diario e insufrible de la bronca política de este país.

A estas alturas nos debe importar un comino la yenka que han ido bailando los partidos con sus cambios de posiciones sobre asunto tan delicado como el que nos ocupa.

La danza protagonizada es de tal magnitud, que en ocasiones se convierte en el juego de la oca, en el que al igual que avanzas, un par de casillas más adelante te hace retroceder al punto de partida.

Supongo que a muchos de ustedes les pasa como a servidor, que se encuentra hastiado de tanta pobreza humana y política.

Equivóquense un día, joder, y sorpréndanos anunciando un acuerdo en alguna materia, que bien podría ser la de la acogida de los menores no acompañados por otras comunidades de este país, que está más perdido que el barco del arroz.

Martes, 10 de septiembre. Buenos días, La Palma. Buenos días, Tenerife.