La ermita de Santa Catalina reabrirá sus puertas a final de año
El "laborioso trabajo" de restauración de este edificio histórico del complejo arquitectónico del Pueblo Canario tendrá una mayor accesibilidad, renueva cubiertas, carpintería y pavimentos
Las Palmas de Gran Canarias
La ermita de Santa Catalina, ubicada en el complejo arquitectónico del Pueblo Canario, abrirá sus puertas a finales de año. Es la previsión del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tras visitar la alcaldesa las obras de restauración de este edifico histórico, cerrado al público en 2018, compuesto por tres naves rectangulares. El coste de estos "laboriosos trabajos" alcanzan los 430.000 euros y se han centrado en la mejora de la accesibilidad, rehabiltiación y desmontaje de cubiertas, las rehabilitaciones de muoros, carpinterías, pavimentos y paladados, también en las instalaciones de saneamiento, electricidad y telefonía. Unas obras que tenían que haber concluido hace un año y que se han retrasado por las cinco modificaciones del proyecto inicial y la ampliación del presupuesto en unos 26.000 euros. Según la alcaldesa de la ciudad, Carolina Darias, el hallazgo d eun pavimiento de finales del siglo XIX o principios del XX han sido "un factor sorpresa".
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Los trabajos para la restauración de la madera de puertas y ventanas ha sido muy minucioso, pieza a pieza a cargo de un experto ebanista. Además el edifico contará de una rampa de acceso a la nave central y un baño adaptado, y se ha mejorado la ventilación.
Si no surje ningún contratiempo, las puertas de la ermita se volverán a abrir a final de este año para celebrar bodas civiles, un servicio que se está realizando hasta ahora en las Casas Consistoriales de la ciudad.
Murales de Jesús Arencibia
Según diversas fuentes citadas por el consistorio, la construcción de la primitiva ermita de Santa Catalina dataría del siglo XIV, alrededor de 1356, por frailes mallorquines, tal como recoge el Decreto de 2013 del Gobierno de Canarias con la declaración de BIC del Pueblo Canario y los bienes muebles vinculados a este.
El templo original sufrió el asalto de Van der Does en 1599, siendo posteriormente reconstruido. No se sabe con certeza si, después de quedar en ruinas, el inmueble fue trasladado, ya que en los planos de Torriani (1588) y Casola (1595) su ubicación aparece más hacia el norte. A partir de 1742, el teniente coronel ingeniero Antonio Riviere sitúa la ermita donde hoy se encuentra el Pueblo Canario.
A mediados del siglo pasado, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria encargó al arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre su rehabilitación, ya que se encontraba en estado prácticamente ruinoso.
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Miguel Martín decidió conservar la imagen que presentaba el edificio, con tres naves, como en la actualidad, estructura de madera y cubierta de teja a dos aguas, y dependencias laterales. La ermita destaca por estar elevada respecto al resto del conjunto del Pueblo Canario y por contar con un acceso independiente.
En su interior se encuentran los murales expresionistas del artista nacido en Tamaraceite Jesús Arencibia, que cubren las paredes de la nave principal y están inspirados en la iconografía de Santa Catalina de Alejandría. Las obras, que fueron realizadas entre 1957 y 1958, están protegidas de las obras por paneles de de madera ignífuga e hidrófuga y sellamiento de juntas y posibles entradas de aire o polvo, según las directrices de la restauradora Amparo Caballero.
Santiago Moreno
Vinculado desde 2000 a la Cadena SER, fue nombrado...