"No podemos dejar que España siga ciega": el brutal toque de atención a los políticos de los sanitarios que reciben a migrantes en Canarias

Santa Cruz de Tenerife

Al menos 702 personas han muerto este año en la Ruta Canaria de la migración, la más mortífera del mundo. El pasado sábado se perdieron en el mar de El Hierro las vidas de 63 hombres, entre ellos varios menores, en la que ya es la mayor tragedia en 30 años. A pie de muelle, para dar una primera y vital asistencia a los miles de migrantes que arriban a las costas canarias se encuentran cada día los profesionales del Servicio de Urgencias Canario. En medio de la bronca por la reforma de la Ley de Extranjería, todavía sin acuerdo, la directora del SUC no duda en lanzar una llamada de atención a la clase política: "Parece que en este sentido no somos España, que estamos alejados y hay mar por medio. Me gustaría que fueran capaces de verlo, que se acercasen".

Noemí González ha narrado en una entrevista concedida al programa Hoy Por Hoy La Portada, de Radio Club Tenerife, la crudeza de la Ruta Canaria y el estado crítico en el que llegan miles de migrantes: personas desorientadas y amarradas en la patera tras pasar días bebiendo agua, deshidratación, heridas necrosadas y muertes como la de una niña de dos años tras una dura travesía. Su madre pidió una foto, necesitaba constatar que no había sido víctima de trata de blancas o tráfico de órganos.

El Hierro, el epicentro de la crisis que se ha desbordado

"Una catástrofe es el suceso que supera tus capacidades. El fenómeno migratorio en Canarias supera nuestras capacidades. A 31 de agosto habían llegado a El Hierro 12.300 personas cuando la población es de 11.900 personas. Si tenemos unos servicios sanitarios dimensionados para esa población. ¿Cómo podemos atender al doble? No solo atender al doble, porque no es el servicio sanitario normal: una consulta, una medicación, una baja, no. Son servicios de emergencia de paradas cardiacas, deshidrataciones severas, personas en muy mal estado. Es muy complicado y necesitas una dedicación al 500%".

Riesgo de morir por una sepsis

"Cuando vamos a una piscina o a la playa y nos pasamos más de una hora. ¿Cómo se nos queda la piel? Arrugada. Imagínate pasar tres días, cuatro días, nueve días, catorce días, sumergido en agua salada con gasoil. Esa piel ya no está arrugada, parece que se ha desprendido y tiene la sensación de piel de serpiente. Imagínate hacerte una herida en el pie, es lo que llamamos 'el pie de patera'. Esa herida con agua salada, con heces que caen al barco porque hay mucha gente hacinada. El pie que no se mueve, porque está en estanco durante 14 días, se infecta, se necrosa. Si lleva poco tiempo, se queda ahí, a lo mejor lo más leve es amputar o tratar ese pie, pero si esa necrosis se disemina es una sepsis. Es mortal. Esa persona se puede morir. No es solo eso, no tienen agua en el barco. Más de 24 o 48 horas sin beber agua. ¿Qué sucede? Va más allá. Beben agua salada, beben orina. Cuando bebes agua salada tu cuerpo no es capaz de expulsar la sal, lo que expulsa es agua, se deshidrata, hay daño orgánico, no solo los riñones, el cerebro se desorienta. Por eso muchas veces llegan amarrados a la patera".

La muerte de una niña de dos años

"A El Hierro llegó una niña en muy malas condiciones, mucho tiempo en el barco y bebiendo agua salada, y murió. La madre vino con dos hijos, uno de ocho años y otra de dos. Esa madre se queda con su hijo en El Hierro, a la niña hay que traerla de emergencia en helicóptero (a otra isla) y no llega porque fallece. Muere una niña de dos años. Su madre se queda en el hospital angustiada, que no sabe qué le ha pasado a su hija. Cuando le dicen que ha fallecido lo único que quiere es una foto. Cuando los psicólogos consiguieron hablar con ella, quería la foto para comprobar que su hija había fallecido. ¿Por qué? Porque vienen de países que están en guerra, donde la vida humana no vale nada. Esa señora tenía en mente la posibilidad de que le hubieran robado a su hija para trata de blanca o tráfico de órganos".

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Bulos sobre la Ruta Canaria

"Las fotos de la realidad no tienen nada que ver con lo que se nos da. Me saltó un 'reel' (un vídeo de Instagram) de un determinado político diciendo que aquí solo llegaban hombres en edad militar. No, llegan niñas, llegan mujeres, llegan niños menores, también niños mayores. Y llegan en muy mal estado".

"Vemos a esos niños con el móvil o con el chándal. Pero es que no vienen así. Cuando llegan les quitamos la ropa, les secamos, les ponemos mantas térmicas. Se les pone ropa nueva y se les facilita un móvil para que se comuniquen con sus familias, sobre todo a los menores. Porque tienen familia y han dejado cosas atrás. Si nosotros tuviéramos que emigrar también nos gustaría decir que hemos llegado vivos".

"Voy a decir algo que no es políticamente correcto. Pero no soy política ni correcta en este sentido. Podemos ver un grupo de cinco niños blancos en la calle con su móvil y los vemos tan normal. Pero vemos un grupo de cinco niños negros, ¡y son negros! Todos nos llevamos la mano al bolso y pensamos que nos van a hacer algo. ¡Y son niños! Tienen la misma edad, tienen las mismas inquietudes y vienen de un sitio en el que piensan que cuando lleguen aquí sus problemas se van a solucionar. Y no se solucionan, todo lo contrario".

La bronca política por la migración

"No entiendo la gresca política. A mí los colores me dan igual. Con este tipo de cosas tienes que cerrar los ojos y trabajar por un objetivo, que tiene que ser el bien común. No nos podemos convertir ni en la Fuerteventura de Unamuno ni dejar que sean ciegos en el resto de España. Es una catástrofe para las personas que llegan y para la comunidad canaria. Seguimos teniendo los mismos medios en todos los sentidos, no solo sanitarios, sino educativos, de alojamiento. Parece que en este sentido no somos España, que estamos alejados y hay mar por medio. Me gustaría que fueran capaces de verlo, que se acercasen. El pueblo canario es muy solidario".