Sociedad

El único centro especializado en la atención de personas alcohólicas en Canarias, a punto de cerrar por falta de fondos

La Casa Esperanza es la única comunidad terapéutica en las islas | Las instalaciones dependen de Cáritas desde su inauguración en 1991

El único centro especializado en la atención de personas alcohólicas en Canarias, a punto de cerrar por falta de fondos

Las Palmas de Gran Canaria

La Casa Esperanza, ubicada en el Valle de Agaete, es un recurso terapéutico único en Canarias y, después de treinta y tres años de actividad, su cierre puede ser inevitable. Después de haber inaugurado su actividad en 1991, el centro gestionado por Cáritas podría poner punto y final a labor social de este centro, situado en el Valle de Los Berrazales de Agaete. Se calcula que los profesionales que allí trabajan han podido atender a más de 1.500 personas, con el objetivo de superar la dependencia al alcohol, fundamentando su acción en la atención y rehabilitación de estas personas y sus familias, que presentan esta problemática desde la Acogida, la Comunidad Terapéutica y el Seguimiento.

Este proyecto, que cuenta con psicólogos, trabajadores sociales y cocineras entre otros tantos profesionales, se trata de una acción directa y única en toda Canarias, en el que se acoge y acompaña a personas y familias que presentan problemas de adicción al alcohol, durante unos cinco meses de rehabilitación. El objetivo es generar un proceso de deshabituación y mejorar su calidad de vida. Sin embargo, problemas de financiación podrían acabar con esta Unidad Residencial de Atención a las Drogodependencias (U.R.A.D).

Despidos y "falta de voluntad" desde Cáritas

Según ha podido conocer SER Las Palmas, el problema se sitúa en torno a la entrada en vigor de un convenio laboral “que tenía que haberse llevado a cabo desde hace años”. Como consecuencia de este movimiento, los salarios de los once trabajadores del centro se han actualizado, aunque Cáritas no “quiere” afrontar estos costes propios. A ello, se une que el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Gran Canaria no han incrementado sus ayudas, por lo que, de esta forma, no se puede continuar “o no se quiere” con el proyecto en Agaete.

Tal es así, que en las propias redes sociales de Cáritas Diocesana se anunció este mismo martes “un nuevo modelo del Proyecto Esperanza” tras una reunión llevada a cabo por el director de la organización vinculada a la iglesia de Canarias, Gonzalo Marrero, y la secretaria general de la organización, Caya Suárez, con Fernando Gómez-Pamo, director general de Salud Mental y Adicciones de la Consejería de Sanidad Gobierno de Canarias. El objetivo de la reunión fue analizar la viabilidad y las necesidades de financiación del nuevo modelo de intervención en contexto del Proyecto Esperanza.

Nuevo modelo insuficiente para el problema social

Este nuevo modo de trabajo, según confirman los trabajadores del Proyecto Esperanza, trataría de atender a personas con distintas adicciones en los Servicios Generales de Cáritas Diocesana de Canarias, situados en el barrio de Escaleritas de Las Palmas de Gran Canaria, eliminando la comunidad de Agaete, “con el fin de ahorrar gastos, pero sin permitir que el único centro específico en la materia en Canarias, de carácter gratuito, mantenga su actividad de alojamiento y atención integral. Esta es una de las claves para la deshabituación y tratamiento de los afectados por el alcoholismo”. El Comité de empresa “manifiesta su indignación y decepción con el equipo directivo de Cáritas, que omite las graves consecuencias que acarrea esta nueva orientación de las estrategias, como es el cierre de la Comunidad Terapéutica Casa Esperanza”.

Juanma Betancort, presidente del Comité de empresa de Cáritas y trabajador afectado por el cierre del Proyecto Esperanza asegura que “el Comité de Empresa convoca a la plantilla de Cáritas Diocesana de Canarias el próximo viernes 11 de octubre, para valorar las posibles acciones de apoyo a realizar para mostrar nuestro rechazo a las medidas tomadas por el Equipo Directivo de Cáritas Diocesana.”

Recurso pionero en peligro

Desde los trabajadores entienden, además, que “siendo un recurso pionero y referente en su especialidad en el Archipiélago Canario, las consecuencias derivadas del cierre de la comunidad terapéutica serán, además de los despidos, la supresión del servicio a las más de 200 personas que son atendidas entre personas con problemas de adicción, familiares y ex residentes, la reducción del proceso terapéutico de las veinticuatro personas que actualmente se encuentran en la Comunidad, la privación de la oportunidad de acceder a las más de 20 personas que se encuentran en lista de espera, y a la extinción del vínculo afectivo que las personas exresidentes mantienen una vez concluido su proceso, así como el de las personas voluntarias que prestan su tiempo y dedicación a favor de las personas atendidas”.

Además, en este mismo comunicado afirman que “Cáritas argumenta que el despido de los once trabajadores del proyecto se debe a que el presupuesto del Proyecto Esperanza supone un déficit financiero significativo para Cáritas Diocesana de Canarias y la falta de financiación de las Administraciones Públicas”.

Sin embargo, el Comité considera que “denunciamos el cierre y el despido de 11 personas trabajadoras, habiendo emitido informes al Equipo Directivo de Cáritas Diocesana de Canarias en los que mostramos nuestro rechazo, e instando a encontrar medidas alternativas a las ya tomadas”. El comité de empresa confirma que se están movilizando para concienciar a la sociedad y a las administraciones pertinentes de que este servicio es fundamental y que debería seguir con una labor que supera los 30 años con gran éxito.

Cáritas afirma que es imposible mantener la Comunidad Terapéutica

Desde la entidad, han emitido un comunicado en el que se afirma que el cierre de las instalaciones se debe a graves problemas estructurales y al diferencial entre la financiación pública recibida y los costes del servicio en el Valle de Agaete. Caya Suárez, su secretaria general, ha explicado a la Cadena Ser que "esta situación viene de hace varios años y, por supuesto, que hemos mantenido conversaciones con las distintas administraciones públicas para intentar que asuman un incremento de las subvenciones. Ante su incapacidad, lo que tenemos que hacer es que, con el dinero que contamos, ver cómo podemos seguir trabajando para las personas".

Por ello, se apuesta desde Cáritas por un modelo de intervención psicosocial, educativa y ocupacional en horario de mañana y tarde "ya que tenemos que ir hacia un nuevo modelo, como centro de día que permita que el coste que significa trabajar con personas con adicciones, podamos seguir trabajando con ellas", finaliza Suárez.